7 Formas de saber si eres adicto al caos
La adicción al caos
Toda adicción se caracteriza por sentir la imperiosa necesidad de estar en contacto con la sustancia que modifica el estado de normalidad del cuerpo y la mente; en el caso del caos sucede de manera similar, aunque con la variable de que la sustancia que cambia el comportamiento la produce nuestro organismo. Visto en el diccionario, el caos significa desorden y confusión, sí lo aplicamos al asunto, se trata entonces de personas que necesitan vivir en el conflicto, apuro, desgracia, contradicción y/o angustia.
Lo anterior hace que el cerebro humano perciba estas situaciones como amenazas y segregue sustancias como la adrenalina y el cortisol, cuyo propósito es mandar al cuerpo las señales de emergencia para que actué de forma perentoria y resuelva el suceso en el acto. Dichas sustancias actúan como un estimulante; por lo tanto, cuando se consigue la normalidad, los efectos pasan y la persona se percibe en una especie de “depresión”; generando la necesidad de volver a sentirse estimulado, envolviéndose en el círculo de la adicción. Todo lo expuesto es lo que lleva a un individuo a atraer o buscar dificultades que generen caos en su vida, por supuesto, de forma inconsciente.
En el fondo el individuo se convierte en un adicto a la adrenalina y el cortisol; no obstante, desarrolla, debido a esto, un comportamiento de compulsión al caos. Veamos algunas formas de su expresión:
1. Ir tarde
Es una conducta de personas que continuamente van apuradas, llegan frecuentemente tarde a todas partes, incumplen sus compromisos; usualmente, les faltan horas para terminar el día. Es la típica persona que se distrae y luego galopa para alcanzar a llegar a algún sitio o realizar una actividad.
2. Endeudarse
Las deudas ya sea con el banco, los amigos, algún tipo de negocio, etc., representa que a éste individuo le sobran días para llegar a fin de mes, siendo el prototipo de alguien incapaz de decir “no”, cuando le ofrecen algo. Se caracteriza por el desorden en su economía, van angustiados y agitados cada termino de mes.
3. La disputa
Aquí encontramos a seres que viven buscando disputa o discusión con los demás, están en constante actitud de defensa y en activa posición de ataque. Dependiendo del interlocutor posiblemente pasen de la agresión verbal a la física. Es la típica persona que se centra en los mínimos detalles y se percibe ofendida con nimios gestos, comportamientos o palabras de los otros.
Son los seres que encuentran en la enfermedad una forma de vivir, conocen los nombres de los medicamentos, los protocolos de actuación en sucesos de emergencia o gravedad, leen obsesivamente sobre las diversas patologías, inclusive “saben más que el médico”.
5. La tragedia
Es un modo de vivir en excitación, son individuos que se fijan en el lado negativo o calamitoso de cada situación; hablan, leen y piensan con constancia sobre eventos terribles y catastróficos e historias trágicas que posiblemente consigan materializar en su vida: accidentándose, enfermándose, enemistándose, etc.
6. El sufrimiento
Son los “sufridores gratuitos”; es decir, aquellos individuos que cargan con los problemas de los demás como si fueran propios, en especial cuando ellos no tienen uno. Esto último se parece a una historia que contaban los abuelos sobre las mujeres que contrataban en algunos entierros de personas para que fueran a llorar un muerto que no conocían; el hecho era asociado como una muestra de “un buen entierro”. Lo cual es un ejemplo del premio que la sociedad daba y continúa dando (de otras maneras) al sufrimiento, favoreciendo el victimismo en ciertas personas.
7. La fantasía
Se trata de personas que recrean en su mente historias o sucesos pasados o futuros que nunca realizaron o llegaran a vivir. Se evaden del momento presente con sus elucubraciones mentales. Construyen en su mente imágenes, diálogos y escenas que terminan creyendo reales, en casos patológicos. El matiz para diferenciar con lo que significa soñar y aspirar, es que dichas personas jamás trabajan por materializar sus fantasías (metas claras).
La compulsión al caos es un conflicto emocional que puede dirigir a la desgracia. Para superarlo es necesario que la persona lo reconozca y lo enfrente; en primera medida bastará con que ordene su vida, es tan simple como que en el baño no puede haber una cama, ni en la cocina el lavabo, es sentido común, por ejemplo: para aquellos a los que les faltan horas del día, necesitarán llevar y cumplir una agenda, son seres que cuando se levantan no saben por dónde empezar; para los que se endeudan, pues organizar la economía, haciendo las cuentas con lápiz y papel, apuntando todo lo que se gastan en un comienzo y así identificar como emplean su dinero, luego, distribuyéndolo y pagando las deudas, aunque al principio se abone solamente.
En suma, requieren de compromiso consigo mismos y dejar la actitud pueril que los caracteriza.
Una persona puede presentar una o varias de las formas que hemos expuesto e incluso todas. Lo relevante es reflexionar y hacerse consciente de la posibilidad de ostentar esta compulsión y si existe dificultad o imposibilidad para modificar el comportamiento, recomiendo que se acuda o busque ayuda profesional.
Existe una película que es la que me ha inspirado para escribir este artículo, en la que se muestra un comportamiento típico de compulsión al caos, la cual se titula “Al límite de la verdad”. La recomiendo ampliamente, si les ha inquietado el tema.