Cambio de hora y confinamiento
Cambio de hora y tiempos
A nivel general, los humanos tenemos tres tiempos: el interno, el externo y el solar. Cada uno de nosotros necesitamos dormir unas horas determinadas. Además, tenemos unos horarios diferentes a nivel social y laboral (tiempo externo). Todo ello hace que tengamos un ritmo interno o cronotipo particular. Por otro lado, el tiempo externo, también nos impone unos horarios, tanto el trabajo como los compromisos sociales. De esta forma, tenemos más o menos estructurado el día a día. Por último, el tiempo solar coincide con el día y la noche (luz y oscuridad).
Lo ideal sería que los tres tiempos estuvieran coordinados, interior, exterior y solar, pero no siempre es así y mucho menos con el horario de verano donde hay muchas más horas de sol. Por eso mismo, los expertos aseguran que el mejor horario es el del invierno. Aún así, no por ello perderíamos tanta luz en verano porque los días se alargan de forma natural. El horario laboral y los compromisos sociales también influyen en que nuestro ritmo sea diferente, por ejemplo, nos levantamos cuando todavía es de noche en lugar de despertarnos con el amanecer.
La importancia del cronotipo
Antes de entrar de lleno en la repercusión del cambio de hora en el confinamiento, es importante señalar algunos aspectos del cronotipo. Como indican Machado, Díaz y de la Torre (2018), «el cronotipo, independientemente del método utilizado para su estimación, es un atributo de los seres humanos, que refleja su fase circadiana individual; esta, a su vez, revela la actividad de funciones físicas, niveles hormonales, temperatura corporal, facultades cognitivas y patrones de alimentación y sueño». En este punto los autores destacan un aspecto importante: «se ha sugerido que las diferencias individuales entre los sujetos afectan su funcionamiento biológico y psicológico en la salud y la enfermedad».
Podemos observar como estas diferencias en el cronotipo, es decir, en los ritmos circadianos o ritmos internos, puede tener un efecto negativo sobre el funcionamiento y la salud del individuo. Por ello, los autores señalan que «las personas que estudian y trabajan en horarios desalineados a sus ritmos internos exhiben los signos de la pérdida crónica del sueño o su disrupción, y esto deteriora su desempeño por afectación de la memoria de trabajo, así como la capacidad para mantener la atención sostenida y el bienestar en general.». Y, ¿qué pasaría si este desajuste fuera crónico? Los autores afirman que aumentaría tanto el riesgo de enfermedad cardiovascular como de obesidad y otros problemas de salud.
Cambio de hora y confinamiento
Para aquellos que siguen en sus puestos de trabajo durante el confinamiento, el cambio de horas les afectará de la misma forma que les podía afectar otros años. Es decir, a los que les afecta más, les seguirá afectando y a los que les afectaba menos o no les afectada menos, apenas notarán cambio. Pero, ¿qué pasa con aquellos que están confinados? Cuando llevamos en casa varios días, poco a poco, empiezan a modificarse nuestros ritmos. Al carecer de horarios laborales y sociales, el ritmo interno puede verse modificado. Seguimos durmiendo con oscuridad y estando despiertos de día, pero algunos de nuestros horarios son más débiles.
Algunos días podemos levantarnos a una hora, otros a otra. Unos días comeremos antes y otros después. También podemos acostarnos más tarde o más temprano. Al no tener unos horarios externos que nos pauten el día, podemos llegar a introducir pequeños cambios que desajusten nuestro cronotipo. De esta forma, si siempre nos levantamos a la misma hora y esa noche dormimos una hora menos, lo notaremos más que si podemos quedarnos una hora más en la cama. Es decir, al estar en confinamiento notaremos menos el cambio de hora que si seguimos con nuestros horarios habituales.
Por otro lado es conveniente decir que aunque muchos estemos confinados, habrá quien siga sus horarios en casa a rajatabla, por lo que también serán susceptibles de ser afectados por el cambio de hora. Cuando perdemos un poco la noción del tiempo debido al confinamiento es cuando menos notamos el cambio, ya que nuestros ritmos se han desajustado de tal forma que el cambio de una hora es casi inapreciable. Aún así, confinados o no, es importante saber que los problemas asociados al cambio de hora son solo temporales.