Características de las personas pesimistas
El bienestar de la persona radica en el equilibrio, para ello es imprescindible que exista cierto grado de optimismo, que es la parte “luminosa” de la persona, y quizás en otras ocasiones exista algo de pesimismo, a veces puede estar sustentado en la visión de una realidad objetiva que no es muy alentadora.
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El pesimismo no es un continum
Ser pesimista no significa que una persona es necesariamente “negativa” o tóxica, todo depende del grado, el trasfondo y la continuidad a través del tiempo de la condición, así como sus efectos, existe un grado de pesimismo que puede ser funcional y en ocasiones es necesario para dar balance a la vida, cuando existe una visión desmesuradamente positiva y fuera de la realidad puede dejar de considerarse aspectos importantes para dirigirse hacia metas y tener logros.
Las personas pueden ser optimistas en algunos aspectos, pero pesimistas en otros, y entre estos últimos podemos distinguir unos cuantos que pueden caer en la patología, pudiendo derivarse con el tiempo en una depresión, algunos casos de pesimismo extremo pueden terminar en suicidio. Por tal motivo es importante identificar su caracterología, para que en caso de que determines que algún amigo, familiar o tú mismo, tienen esa visión agorera de la vida y cargan sobre sí un gran sufrimiento emocional, es recomendable recurrir a la asistencia psicológica.
Los individuos pueden cambiar de posición del optimismo al pesimismo, dependiendo de las circunstancias de vida, todos tenemos días y épocas » más felices”, y también hay días o épocas “difíciles”, en donde las esperanzas pueden decaer.
Se puede expresar brevemente cierto pesimismo como un estado de ánimo, una condición temporal de la mente, a manera de una actitud continua o como un rasgo de la personalidad estable. Investigaciones recientes nos muestran que la neurofisiología se encuentra implicada en este proceso. Existe una amplia gama de pruebas psicométricas que pueden aplicar los psicólogos para determinar el grado y el tipo de pesimismo.
¿Cómo reconocer una personalidad pesimista?
1. ¿A menudo esperas lo peor, a pesar de que a veces el “viento” se ve favorable para ti? Las personas pesimistas tienen un estilo particular de atribución cognitiva, su modo de percibir las cosas suele incluir una visión de las circunstancias un tanto catastrófica y fatalista, muchos de ellos tienden a esperar muy poco de las situaciones y de las personas, aunque parezcan “positivas”, incluso pueden tener la creencia de que su futuro puede ser sombrío, suelen enfocar más su atención en aspectos negativos. ¿Piensas que eres “realista” más que pesimista? A menudo así piensan de sí mismos los pesimistas, se les puede dificultar abrigar esperanzas especialmente cuando no están basadas en lo que llaman la “realidad”.
2. ¿Conoces a alguien que frecuentemente encuentra un “pero” a las cosas? Y cuando les ofrecen una solución a menudo dicen y/o piensan: Sí, pero…. A los pesimistas, les puede resultar complejo ver “lo bueno de las cosas”. Tienen una inclinación a centrarse en la parte negativa y a darle mucha importancia, algunos tienen baja autoestima y estados de ánimo depresivos. Muchos de ellos sostienen la misantropía como una filosofía de vida.
3. La capacidad o incapacidad para controlar aspectos importantes de la vida es un elemento crucial que determina la actitud de una persona. Algunos pesimistas creen que los acontecimientos que tienen lugar en sus vidas son controlados por fuerzas externas a ellos, a menudo prevalece en ellos la convicción de que tienen poca o nula capacidad para influir en situaciones importantes de su propia vida y de su entorno, posicionándose en una actitud de víctimas, limitando así su propio poder para modificar su realidad. El pesimismo facilita una actitud pasiva misma que obstaculiza y minimiza la retroalimentación positiva.
4. ¿Para tomar una decisión, consideras detenidamente todas las opciones y sus resultados posibles? El optimismo excesivo puede conducir a conductas impulsivas, las que pueden resultar arriesgadas y peligrosas para el bienestar de la persona. Los pesimistas funcionales suelen tomar sus decisiones tomando en cuenta eventualidades y detalles que les pueden asegurar el éxito en algunas situaciones.
“Los hombres vulgares sólo piensan en cómo pasar el tiempo. Un hombre inteligente procura aprovecharlo”. Arthur Schopenhauer
¿Pasas mucho tiempo pensando en cómo o en qué podrían ir mal las cosas? Los pesimistas a menudo experimentan ansiedad anticipatoria, sus ideas con respecto a lo que pudiera venir puede generar en ellos angustia, estrés y miedo. Pueden ser especialistas en diseñar planes de contingencia, porque poseen buenas habilidades de planeación, ya que ocupan gran parte de su tiempo pensando en lo que harían si las cosas empeoraran, por lo que cuando llegan a suceder algunas eventualidades pueden estar preparados, pues en realidad estaban esperando lo peor o no esperando mucho de nada ni de nadie, Buda decía: “El que espera, sufre”, así que en ese sentido puede representarles una ventaja.
¿Te preocupas a menudo por cómo saldrán las cosas? ¿Dedicas mucho tiempo pensando en lo que podría salir mal? Cuando la angustia motiva a gestionar las actividades, preparase y ocuparse, no sólo “preocuparse”, esto puede contribuir a menguar cierto grado de ansiedad anticipatoria.
5. El procesamiento de la información de los pesimistas es selectivo y encaminado a buscar las posibles amenazas y desventajas respecto de alguien o algo. Esta puede ser útil pues son detectores natos de fallas, peligros y amenazas, ya que pueden asignar una cantidad mayor de atención a las señales y estímulos emocionales negativos, mientras que tienden a olvidar los aspectos positivos de una situación, debido a un sesgo atencional. Por lo que un pesimista puede ser valioso en un equipo de trabajo pues generalmente serán capaces de identificar los aspectos negativos de algo, pues incluso su cerebro presta más atención a esto, mientras una mentalidad positiva podría pasar esto por alto.
6. Algunos pesimistas tienden a permanecer pasivos en su zona de confort, cuando se encuentran con un reto, anclados en la creencia de que sus esfuerzos son inútiles todos modos. Preocuparse en exceso acerca de los peligros potenciales y enfocar su energía en lo que podría salir mal conduce a comportamientos de evitación, pasividad y a la exacerbación de estados de ánimo de tristeza, melancolía y un aumento de la vulnerabilidad a la depresión. Por lo tanto, el equilibrio óptimo es un optimismo cauteloso que está firmemente anclado en la realidad.
7. Suelen ser más propensos a creer que son vulnerables a los problemas de salud en el futuro. Cuando es llevado al extremo, puede caer en la hipocondría, en donde el individuo interpretará síntomas físicos menores como signos de una enfermedad grave, puede llevar a cabo muchos exámenes médicos innecesarios y expresará dudas e incredulidad cuando le notifican de una mejoría.
8. Algunos presentan baja autoestima, inseguridad y una actitud negativa hacia lo que proyectan; la imagen corporal es un factor que a su vez puede influir en su autoestima. En consecuencia, la implicación de la tendencia a ver más imperfecciones del cuerpo (reales o imaginarias) y a exagerar su significado está asociada también con mayor actividad en el hemisferio derecho.
9. Sus estrategias de afrontamiento ante la angustia se basan principalmente en el uso de conductas evitativas. Cuando se enfrenta con obstáculos en el camino hacia un objetivo deseado, el pesimista generalmente se dará por vencido fácilmente, o desde antes de empezar una tarea. “Pierden más por temer al fracaso” pues las dudas los pueden llegar a limitar en su proceder, más que por una incapacidad real del sujeto.