Cómo cambiar mi forma de pensar y actuar

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La forma de ser de cada persona es su señal de identidad y se forma por la forma de pensar y de actuar. A pesar que hay una parte heredada e innata que no se puede cambiar, pero también hay parte de la personalidad que se puede moldear para que sea más adaptativa.

Bruce Lipton y Candence Pert estudiaron cual es el efecto de nuestros pensamientos y emociones frente a nuestra biología y hallaron que está directamente relacionados. Mientras que el trabajo de Candence ayudó a entender la relación entre la mente y el cuerpo, un trabajo sin duda, revolucionario para la época e inclusive para hoy en día.

Si quieres sentirte mejor y ser la mejor versión de ti misma, te ayudaremos a que sepas cómo cambiar tu forma de pensar y actuar.

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¿Es posible cambiar tu forma de ser?

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En nuestra mente existe una gran cantidad de información que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida, en forma de recuerdos de nuestra propia historia personal, emociones que hemos sentido y que llevamos impalpablemente como si fuera el primer día.

A medida que recordemos algunos de esos episodios, se hará más fuerte, o que revivimos un suceso éste se debilita hasta llegar a desaparecer si apenas le damos uso. Por ejemplo, existen personas que reviven con mucha nitidez ciertos traumas y las emociones que llevan asociados, como angustia y ansiedad, lo que hace aún más fuerte el recuerdo. Por tanto, es posible cambiar tu forma de ser cambiando tu forma de ver la vida, de pensar y de actuar.

¿Se puede cambiar la forma de pensar y actuar?

Claro que sí se puede, aunque no es fácil, pero creando un hábito es posible cambiar la forma de pensar y actuar. En nuestro día a día, quizá nosotros mismos nos sorprendemos repitiendo ciertos pensamientos de manera continua. Repasando una y otra vez aquella conversación, repitiendo en nuestra mente una imagen o un momento desagradable.

 

Cambiar la forma de pensar es posible y puede lograrse a través el trabajo de las redes neuronales. Es decir, tratando de crear nuevas y dejando que pierdan fuerzas las que ya no sirven para lograr llevar una vida lo más sana y satisfactoria posible. Cambiando nuestro diálogo interior, nuestros recuerdos y nuestros pensamientos más fuertes podemos llegar a una nueva actitud que a la vez nos brinde pensamientos y experiencias.

De manera que poco a poco iremos conformando una forma de ser diferente y con la que nos sintamos más plenos, más satisfactorios. La mejor manera para cambiar de actitud, de forma de pensar y actuar y de regular la personalidad es contar con la ayuda de un profesional.

Cómo cambiar mi forma de pensar y actuar

Se trata de no volver a programarnos, de no vivir con esa sensación, esa angustia de aquello que nos hizo daño. Simulemos que nuestro cerebro es un gran ordenador, gracias a que podemos cambiar nuestra forma de pensar, podemos borrar ciertos programas para no volver a tener acceso a esos recuerdos que nos inutilizan como personas o que simplemente, nos hacen la vida más complicada.

Si quieres cambiar tu forma de pensar y actuar, debes comenzar por cuestionar y mejorar tus pensamientos. Existen una serie de técnicas que se pueden usar para no andar todo el día pensando en aquello que nos marcó y que solemos recordar a diario.

1. Ser conscientes

Lo primero que debemos hacer es detenernos y darnos cuenta de nuestros pensamientos. Y preguntarnos ¿estamos generando ideas nuevas o estamos enfrascados en aquello que pasó?, ¿le estamos dando vueltas a un tema o siendo creativos y buscando soluciones nuevas?

2. Reflexionar

Identificada la mente parlanchina, nos daremos cuenta de cómo nos hace sentir esto que no “puedo” dejar de pensar ¿Me siento enfadado con ello, frustrado, me provoca tristeza? ¿Es posible que me trasmita nostalgia? De cierta manera, al poner la mente en automático, lo que hacemos es dejar que funcione como suele hacerlo, esto puede llevarnos a repetir esquemas y maneras de pensar que ya no queremos usar más.

3. Reemplazar

Una vez que hayamos percatado de cómo nos sentimos, de atrevernos a experimentar esas sensaciones transitorias, podemos tratar de reestructurar la mente, buscando una idea, imagen o momento que nos haga sentir la calma, amor y cariño.

Puede ser un recuerdo, algún lugar al que hayamos viajado y en el que nos sintiéramos como en casa, o un feliz proyecto para el fututo. De manera que, cada vez que el pensamiento anterior regrese, recurrimos a este nuevo y placentero camino neuronal. A fuerza de constancia y de ponerlo en práctica, seremos capaces de reemplazarlo por el que nos venía afectando mentalmente.

4. Distraerse

Otra manera sencilla que podemos usar en cualquier momento y lugar al ver que nuestra mente funciona por sí sola y nos veamos pensando en lo de siempre, es cantar una canción de nuestra preferencia, escucharla o entonarla al volumen que queramos. Sin duda, esta es una manera eficaz de parar y dirigir nuestras ideas hacia donde nosotros queremos. Saliendo así del círculo vicioso de ideas que consumía parte de nuestra energía.

Una vez que vaya cambiando tu forma de pensar y de interpretar las situaciones con una visión renovada, de esa misma manera irá cambiando tu forma de reaccionar ante ellas. Se trata de reflexionar antes de actuar para que el comportamiento vaya acorde con la forma de pensar.

Ya los cambios no son de un día para otro, poco a poco podrás ir convirtiéndote en la mejor versión de ti misma, estando cada día algo más cerca del yo que quiero ser y del yo que quiero vivir.

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