Edadismo o discriminación por la edad: 7 ejemplos

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El edadismo ocurre cuando la edad es usada para categorizar y dividir a las personas, ocasionándoles daños, injusticias y desventajas.

El edadismo puede adoptar diversas formas, tales como discriminación, prejuicios, políticas y prácticas que acentúen dichas creencias estereotipadas. Puede influir tanto de forma psicológica, como conductual y fisiológica. A nivel psicológico, las personas que perciben los estereotipos negativos sobre su edad pueden experimentar estrés. Conductualmente, una imagen desfavorable que tenga una persona de sí misma le puede llevar a incurrir en comportamientos no adecuados, como desatender las pautas de los medicamentos prescritos. A nivel fisiológico, los estereotipos indican cambios cerebrales que se evidencian más tarde, como acumulación de placas y ovillos, así como reducción del hipocampo.

Origen del edadismo

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El edadismo fue un término establecido en el año 1968 por el psiquiatra y gerontólogo Robert Butler, quien lo categorizó basándose en tres elementos: las actitudes hacia las personas mayores, la edad avanzada y el proceso de envejecimiento.

De acuerdo con Stephany Bravo-Segal y Feliciano Villar, en su estudio sobre la representación de los mayores en los medios durante la pandemia COVID-19, los medios comunicacionales juegan un papel importante en el edadismo. Por ejemplo, destacan que un 71,4 % de los titulares que analizaron representaban de forma desfavorable a los mayores, presentándolos como un grupo homogéneo y asociándolos a fallecimientos, deficiencias en la atención residencial o vulnerabilidad extrema. Además, predominaban términos peyorativos e impropios, tales como “ancianos” o “abuelos”, con los cuales se hacía una representación negativa.

Bravo-Segal y Villar resaltan que con la pandemia COVID-19 se reforzó una narrativa edadista de los mayores, basada en el declive, fragilidad y dependencia para justificar prácticas discriminatorias dirigidas a ese sector de la población.

En el discurso, el edadismo se presentó mediante expresiones en torno al envejecimiento, incluyendo aquellas gerontofóbicas. El habla edadista también se manifestó en el empleo de expresiones paternalistas o infantilizadoras, que asumían que el nivel cognitivo y la capacidad de comprensión de la persona mayor eran inferiores.

Aunado a ello, los autores mencionados encontraron algunas prácticas médicas tendentes a, en situaciones de escasez de recursos, descartar la aplicación de algunos tratamientos a mayores en virtud, únicamente, de un criterio etario.

Asimismo, los titulares reflejaron la propuesta de algunas autoridades sanitarias a que las medidas de aislamiento social y posterior desconfinamiento tuviese como criterio la edad, estableciendo las más duraderas o severas a los mayores de cierta edad, argumentando una supuesta protección.

Tales medidas, la negativa de tratamientos e imposición de mayor confinamiento, se fundamentaron en la fragilidad e indefensión, sin considerar la diversidad que existe en las personas mayores, fomentando así una estigmatización y sobreprotección paternalista, además de violación de los derechos de los mayores y del principio de igualdad.

Manifestaciones del edadismo

El edadismo se puede manifestar en diferentes ámbitos que van desde el laboral hasta el familiar.

  1. En el trabajo: se hacen prejubilaciones, dado que las personas mayores tienen mucha experiencia y esto supone un sueldo más alto. Otro hecho es no contratar a personas mayores, prefiriendo a los más jóvenes, o recurriendo a las jubilaciones obligatorias.
  2. En la salud: las personas que sufren un trato negativo por su edad pueden padecer depresión.
  3. En la economía: muchas personas, por su edad, no tienen acceso a ciertas ventajas o servicios que otros sí.
  4. En la familia: muchas veces sucede en el seno familiar, cuando consideran que los mayores no son útiles o los tratan como si fuesen niños.
  5. En el amor: predomina la creencia de que las personas mayores no necesitan su sexualidad o que esto es muy raro.
  6. Edadismo intencionado: cuando se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas mayores, como en estafas financieras o estereotipos de los mayores en las campañas publicitarias o medios de comunicación.
  7. Involuntario: con actitudes o ideas que sean excluyentes, como la ausencia de rampas, barandillas o ascensores.

El edadismo puede llevar a que las personas mayores tengan menos productividad, autonomía o estrés cardiovascular.

Lo más preocupante es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada dos personas en el mundo tienen actitudes edadistas, lo cual empobrece la salud mental y física de los mayores, reduciendo su calidad de vida. Además, en las personas mayores, el edadismo está asociado no solo a una peor salud física y mental, sino también a un mayor aislamiento, soledad, seguridad financiera, menor calidad de vida y mayores tasas de muertes prematuras, según la OMS.

La OMS también estima que 6,3 millones de casos de depresión en todo el mundo, son atribuibles al edadismo. En países como Australia se calcula que, si un 5 % de las personas de más de 54 años tuviese un trabajo, se generarían cada año AUD$ 48. 000 millones en la economía.

Es necesario generar un movimiento, tal como exhorta la OMS, para cambiar la manera en la que se piensa, se siente y se actúa con relación a la edad y el envejecimiento, para así avanzar hacia un envejecimiento saludable.

Desgraciadamente, la pandemia de COVID-19 dejó en evidencia cuán acentuado está el edadismo en el discurso público y en las redes sociales, tal como se ha mencionado, utilizando en muchos casos el criterio de la edad para el acceso a la atención médica o a las terapias que salvan vidas.

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