El Heurístico de Representatividad, un error de juicio más frecuente de lo que creemos
Por lo general, estamos acostumbrados a ver las situaciones de forma redundante y generalizada. Esto nos lleva a comparar eventos que no son realmente similares y; basándonos en la aleatoriedad, crear preceptos y reglas mentales. Por estos motivos, existen heurísticos como el de representatividad, en el cual se estima la probabilidad de que ocurra un suceso comparándolo con una situación semejante. Sin embargo, si no somos capaces de juzgar las situaciones tomando en cuenta sus particularidades y matices, podemos llegar a inferencias y conclusiones erróneas.
Contenido
En qué consiste el heurístico de representatividad
El heurístico de representatividad es un principio de la psicología cognitiva que describe cómo las personas juzgan la probabilidad o la frecuencia de un evento basándose en cuán representativo o típico parece ser en relación con una categoría. Es decir, las personas tienden a asumir que los objetos o situaciones que comparten características similares con una categoría general son miembros representativos de esa categoría, incluso cuando la probabilidad estadística sugiere lo contrario.
Por tanto, se trata de una regla informal en la que, de manera intuitiva, la persona cree que un evento A puede servir como ejemplo para comparar una situación B. Así, la situación B puede resolverse de la misma forma que la situación A; en la medida en que el sujeto las considere similares. Entonces, este heurístico sesga la posibilidad de tomar el caso por caso de cada experiencia y hacer generalizaciones que, en ocasiones, son inexactas y tienen que ver con estereotipos.
En situaciones de índole científico, el heurístico de representatividad puede ayudar en muchos ámbitos. Por ejemplo, los médicos constantemente utilizan el heurístico como herramienta para sus diagnósticos. En tal caso, conocidos los síntomas de un paciente (evento A), diagnostican como más probable aquel tipo de enfermedad B cuyo subcaso más frecuente tiene síntomas A. Pero, existen experimentos que demuestran que el uso indiscriminado de heurísticos como este puede resultar en errores a la hora de tomar decisiones.
Sin embargo, este heurístico puede llevar a varios tipos de errores y sesgos cognitivos, como:
1. Ignorancia de las tasas base
La ignorancia de las tasas base se refiere a la tendencia de las personas a desatender o subestimar la información general o estadística sobre la frecuencia de un evento (la tasa base) cuando se les presenta información específica o anecdótica. Esto ocurre, por ejemplo, cuando alguien estima la probabilidad de que una persona tenga una profesión particular basándose más en cuán descriptivamente similar es la persona a su estereotipo de esa profesión que en la información real sobre la frecuencia de esa profesión en la población. Aunque la tasa base de una profesión puede ser baja, si alguien parece encajar en el estereotipo, se puede sobreestimar significativamente la probabilidad de que tenga esa profesión.
2. Falacia de la conjunción
La falacia de la conjunción ocurre cuando las personas creemos que la probabilidad de que ocurran dos eventos juntos (una conjunción) es más alta que la probabilidad de que ocurra cualquiera de los eventos individualmente, lo cual contradice las leyes de la probabilidad. Un ejemplo clásico es el problema de Linda, donde se describe a una mujer con detalles específicos que hacen que parezca una activista, y a las personas se les pregunta qué es más probable: que Linda sea una cajera de banco o que sea una cajera de banco y activista. Muchas personas eligen incorrectamente la segunda opción, a pesar de que la conjunción de dos eventos (ser cajera y ser activista) siempre es menos probable o igual de probable que un solo evento.
3. Efecto de semejanza
El efecto de semejanza ocurre cuando juzgamos que algo es más probable o pertenece a una categoría porque se parece más a su representación mental de esa categoría. Esto puede llevar a errores, especialmente cuando la similitud superficial eclipsa estadísticas o hechos relevantes. Por ejemplo, si se presenta a alguien con una descripción de una persona que lee mucha poesía, disfruta del arte y escucha música clásica, esa persona podría juzgar que es más probable que sea profesora de humanidades en lugar de un conductor de camión, incluso si hay muchos más conductores de camión que profesores de humanidades. Aquí, la semejanza superficial a un estereotipo de un profesor de humanidades domina sobre la tasa base real de las ocupaciones.
En todos estos casos, el heurístico de representatividad puede llevar a juicios inexactos y decisiones subóptimas, especialmente en situaciones donde una comprensión precisa de la probabilidad y las estadísticas es crucial. Reconocer y entender estos sesgos es un paso importante para mitigar su impacto en el razonamiento y la toma de decisiones.
Atención y consciencia plena
En el heurístico de representatividad, se suele tomar la semejanza como una referencia para estimar la probabilidad. Lamentablemente, muchas de las situaciones tomadas como ejemplo son particulares y no terminan siendo lo suficientemente representativas como para ser comparadas con un evento B. Por consiguiente, la aleatoriedad juega un papel importante en este heurístico; generando que las decisiones de los individuos pueden estar condicionadas a probabilidades inciertas.
Existen múltiples métodos y técnicas que pueden ayudar a reducir aquellos heurísticos que tenemos sumamente interiorizados; los cuales podrían causarnos problemas. Entre ellos, la práctica del Mindfulness es sumamente recomendable; en tanto consiste en centrar la atención únicamente en el presente. Por lo general, el heurístico de representatividad tiene lugar cuando queremos vivir las experiencias de manera redundante y generalizada. No obstante, la Atención Plena nos permite vivir cada situación como si fuera la primera vez, de manera única y con consciencia. Como conclusión, los ejercicios de esta índole pueden ayudarnos a ver las situaciones sin interpretaciones ni juicios; sino observando con interés, curiosidad y aceptación.