El pensamiento mágico, en qué consiste

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Una explicación del mundo sin fundamento empírico

El pensamiento mágico, también llamado conocimiento mágico, es la forma de pensar que tienen algunas personas y que no se basan en la lógica, sino justificar y valorar los acontecimientos a través de hechos sobrenaturales que no tienen un fundamento empírico.

En estos casos, las personas que se basan en estas ideas suelen atribuir la causa de muchos de sus problemas a fenómenos naturales. Esto hace que tengan dificultad para solucionarlos, ya que no atajan las situaciones ni las enfrentan de una manera lógica y racional.

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Las supersticiones y las ilusiones son muy comunes en personas que suelen tener un pensamiento mágico. De este modo, basan sus opiniones e ideas en este tipo de explicaciones irracionales.

Uno de los ejemplos en el ámbito de la literatura es la obra de Gabriel García Márquez, como su libro cumbre, Cien años de soledad. En él, los personajes atribuyen causas sobrenaturales a todo lo que acontece.

Este libro tiende a la inclusión de elementos fantásticos a lo largo de la narración, recurso con el que se busca profundizar en la realidad a través de lo mágico que hay en ella. Sus personajes suelen acudir a fenómenos sobrenaturales y la hechicería, por ejemplo, para dar sentido a su realidad.

El caso es que este tipo de pensamiento es común en prácticamente todas las culturas, ya que era la forma clásica de explicar muchas de las cosas que pasaban cuando aún no se poseían las herramientas para explicar el mundo. Este hecho, poco a poco, fue dejando paso a una explicación más lógica de la realidad.

De aquí nace el uso de amuletos, incluso la propia religión y explicación del mundo. Para muchas personas esto supone restar ansiedad ante muchos problemas, ya que aceptan así que no todo depende de ellos. Sin embargo, esto tiene sus desventajas.

¿Cómo afecta esto a las personas?

La forma de pensar del conocimiento mágico puede ocasionar muchos problemas a las personas que lo padecen. En primer lugar, porque estas ideas están basadas en algo que está completamente fuera de la realidad, de forma que la persona no toma conciencia de su propio papel y responsabilidad en ella.

Dicho de otro modo, el pensamiento mágico puede llevar a que el individuo no asuma su propia responsabilidad en un hecho concreto y, por lo tanto, tienda a eludir la búsqueda de una solución más realista.

Esto hará que tarde o temprano, este problema vuelva a aparecer o, aún peor, que al no ser solucionado utilizando unas herramientas más lógicas y racionales, acabe por agravarse y desembocar una situación todavía peor.

Otro de los conceptos asociados que pueden servir como ejemplo para entender este pensamiento es el efecto placebo. Este determina que el hecho de creer que un remedio va a ser curativo, puede llegar a provocar incluso que se produzca una mejora de los síntomas.

El pensamiento mágico, asimismo, puede derivar en trastornos que pueden llegar a ser graves para la persona que los padece. En casos más graves, puede llevar a personas a sufrir incluso delirios, sobre todo cuando son creencias muy irracionales.

Cómo reconocer el pensamiento mágico

Los individuos están acostumbrados a acudir al pensamiento mágico para dar explicación a muchos fenómenos y a situaciones cotidianas. Esta herencia histórica hace que existan múltiples escenarios en el día a día en las que podemos reconocer fácilmente el pensamiento mágico.

En muchos casos, esto se produce porque la persona encuentra en este tipo de respuestas un alivio inmediato, lo cual le ayuda a disminuir su preocupación y sensación de angustia y a sentir un cierto alivio.

Los trastornos obsesivo-compulsivos son también a menudo clasificados dentro del pensamiento mágico. Esto es bastante común y empeora además porque la persona no es consciente de que tiene un trastorno y cree que lo que piensa, además, es real, sin poner en tela de juicio ninguna de estas creencias irracionales.

La religión, muy instaurada en nuestra sociedad y en tantas otras, es otro ejemplo de pensamiento mágico. Estas no suelen ser asociadas a la superstición, pero sí que atribuye un significado al mundo y a la realidad poco empírico y basado en creencias que no pueden ser demostradas de forma lógica.

En definitiva, el pensamiento mágico es algo que está muy instaurado en cómo las personas viven y afrontan los problemas del día a día. Sin embargo, acudir de forma habitual a esta forma de explicar el mundo puede hacer que acabemos evitando resolver problemas de forma eficaz y eludiendo nuestra propia responsabilidad.

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