El Síndrome de la Pieza Faltante
En qué consiste el síndrome de la pieza faltante
Hay una característica que parece ser común en todos los seres humanos, el mal de nuestro día. Se trata de la insatisfacción, un sentimiento que nos hace no estar felices a pesar de tener todas nuestras necesidades básicas cubiertas.
Se trata de una búsqueda constante por alcanzar una plenitud que no encontramos. Es decir, queremos sentirnos bien en todos los aspectos de nuestra vida, lo cual a veces implica renunciar a cosas, pero no siempre estamos dispuestos a aceptar esto.
También se asocia con la necesidad de control y la baja tolerancia a la frustración. Es normal que en el día a día haya situaciones que no podamos controlar e imprevistos a los que tengamos que hacer frente, pero no lo es el hecho de que esto afecte a un nivel elevado.
En algunos casos más complicados, hay personas que solo ven lo negativo en el día a día dejando a un lado lo positivo que tienen en sus vidas. Es lo que se conoce como síndrome de la pieza faltante, nombre acuñado por el escritor Dennis Prager.
Para explicar en qué consiste este síndrome, Prager se vale del siguiente ejemplo. La persona está en un salón sentada mientras lee el periódico. Entonces mira al techo y ve que falta una pieza. En ese momento sentirá el vacío de esta pieza.
Dicho de otro modo, se tiende a centrar la atención en aquello que falta, aquello que no está y no se tiene. Por lo tanto, esto genera una insatisfacción en la persona, que siente que esto es un obstáculo para su propia felicidad y plenitud.
El síndrome de la pieza faltante, por lo tanto, hace alusión a las limitaciones autoimpuestas, al eterno malestar inconformista y a la excesiva autocrítica. Es la obsesión por aquello que no tenemos, dejando a un lado y sin prestar atención a todo aquello que sí tenemos en nuestra vida.
Cómo tratar el síndrome de la pieza faltante
El síndrome de la pieza faltante es algo que puede acontecer a cualquier persona, sobre todo dada la tendencia que tenemos a pensar en lo que no tenemos en lugar de centrarnos en lo que sí que poseemos.
Se ha comprobado que uno de los desencadenantes es no tener definidos ni claros nuestros objetivos de vida. En esos casos tenderemos a sentirnos a la deriva y ante un futuro que depende de las circunstancias y decisiones ajenas.
Por lo tanto, enfocarnos hacia un camino claro nos ayudará a no centrar la atención en esa “pieza faltante” y a valorar todo aquello que sí tenemos y que podemos conseguir. Esa sería una de las claves para combatirlo.
Hay que entender que el deseo y el anhelo por conseguir nuevos retos es bueno para progresar, pero que también tenemos que trazar un plan realista para conseguirlo. Este motor nos pondrá en marcha para conseguir lo que queremos.
Para comenzar podemos ponernos pequeños retos, objetivos a corto plazo y que sean realizables fácilmente. Así iremos creando una progresión y sintiendo que avanzamos hacia él y que obtenemos pequeñas gratificaciones.
No obstante, asimismo, hay que aceptar que no siempre se puede tener todo lo que se desea, y que, con toda probabilidad, habrá muchas cosas buenas en nuestra vida a las que no estamos prestando atención.
Y es que el síndrome de la pieza faltante suele ser más acusado en personas que tiene sus necesidades básicas cubiertas y una vida estable. Es decir, se asocia a personas cuya vida en principio es acomodada, ya que son estas las que suelen disponer de más tiempo para pensar en la insatisfacción.
En este sentido, estaría relacionado con la pirámide de las necesidades de Maslow sobre la jerarquía de las necesidades humanas. Esta explica que, a medida que nuestras necesidades básicas son cubiertas (esto es, las necesidades fisiológicas tales como comida, descanso, sexo o respiración), vamos necesitando cubrir otras nuevas.
Sin embargo, hay que saber hacerlo de forma comedida y sin olvidar nunca lo realmente importante. Pues corremos el riesgo de caer en esa insatisfacción constante y de desarrollar este u otros trastornos que nos harán sentirnos infelices sin tener una razón real para sentir dicha insatisfacción.
En definitiva, el síndrome de la pieza faltante es un trastorno bastante más habitual de lo que pensamos. Este obedece al sentimiento de una insatisfacción constante. Estos trastornos han de ser tratados correctamente para evitar que deriven en un trastorno más serio.