El Síndrome del Nido Vacío, qué es y cómo afrontarlo

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El Síndrome del Nido Vacío, qué es y cómo afrontarlo

En qué consiste el síndrome del nido vacío

Que los hijos abandonen el hogar familiar puede ser una experiencia muy estresante y pueden sacar a flote distintas emociones en los padres. Los sentimientos de pena, tristeza o incluso dolor que se producen son perfectamente normales.

Ambos padres pueden experimentar emociones significativas asociadas con el síndrome del nido vacío, sin embargo, las madres tienden a notarlo con más intensidad debido a que suelen asumir el rol de cuidador principal.

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La marcha de los hijos puede ocurrir cuando éstos se van a estudiar lejos de casa, cuando consiguen la suficiente estabilidad económica como para independizarse o cuando empiezan a vivir en pareja, ya sea en matrimonio o no. Como ya hemos dicho, las mujeres son más propensas que los hombres a verse afectadas por este síndrome, pero hemos de tener en cuenta otros factores, como que a menudo, cuando los hijos abandonan el hogar, las madres están pasando por otras situaciones importantes en sus vidas, como la menopausia o el cuidado de sus padres ancianos. Evidentemente, los hombres también pueden experimentar sentimientos similares de pérdida con respecto a la partida de sus hijos.

El síndrome de nido vacío no es un diagnóstico clínico, sino que describe un período de transición en el que muchas personas experimentan sentimientos de soledad o pérdida. Mientras que muchos padres animan a sus hijos a convertirse en adultos independientes, cuando al fin se van, la experiencia de enviar “sus niños” al mundo puede ser más dolorosa de lo esperado.

Síntomas del síndrome del nido vacío

Los sentimientos de tristeza y pérdida son normales cuando un hijo deja el hogar. Los padres pierden repentinamente la compañía y el contacto diario que tuvieron con esta persona desde el mismo día de su nacimiento, por lo que es lógico experimentar una intensa sensación de soledad en su ausencia.

Todos los padres son susceptibles al síndrome del nido vacío, aunque algunos factores pueden favorecer su aparición. Estos factores son:

  • Los problemas conyugales previos.
  • Si han creado un sentido de ellos mismos basado principalmente en la identidad como madre o padre.
  • Una dificultad para aceptar el cambio en general.
  • Si tuvieron experiencias difíciles cuando ellos mismos salieron de casa.
  • Si sienten confusión sobre su papel en la vida sin sus hijos

Los padres a tiempo completo (madres o padres que se quedan en casa) pueden ser especialmente vulnerables al síndrome del nido vacío.

Los síntomas del síndrome del nido vacío pueden incluir depresión, sensación de pérdida de propósito en la vida, sentimientos de rechazo, preocupación, estrés y ansiedad por el bienestar del hijo. Los padres que experimentan este fenómeno, a menudo se preguntan si han preparado adecuadamente a su hijo para que viva independientemente.

Aunque las madres tienen más probabilidades que los padres de experimentar el síndrome del nido vacío, cada vez hay más padres que expresan sentimientos de no estar preparados para la transición emocional que se produce cuando su hijo deja el hogar. También experimentan sentimientos de culpa por la pérdida de oportunidades de involucrarse más en la vida de sus hijos antes de irse de casa.

Los padres de nidos vacíos a menudo enfrentan nuevos desafíos, como establecer un nuevo tipo de relación con sus hijos, tener que encontrar otras formas de ocupar su tiempo libre, volver a conectarse entre ellos y la falta de empatía de las personas que creen que los padres deben estar más felices cuando sus hijos se van de casa

Causas del síndrome del nido vacío

Parece ser que la calidad de la relación entre padres e hijos puede tener consecuencias importantes para ambos cuando el joven abandona el hogar. Los padres que mantienen una relación estable y saludable con sus hijos, manifiestan menos problemas para superar la transición hacia un nido vacío. Los ambientes hostiles, el conflicto o el apego disfuncional en las relaciones entre padres e hijos, se traducen en escaso apoyo intergeneracional cuando más lo necesitan los jóvenes y durante la adultez temprana, y los padres que enfrentan los desafíos de la vejez con mayor desapego y soledad.

Inicialmente se pensaba que las mujeres eran también más vulnerables a la depresión cuando sus hijos dejaban el hogar, ya que experimentan más a menudo una profunda sensación de pérdida de propósito y de identidad. Sin embargo, los estudios muestran que no hay aumento en la enfermedad depresiva entre las mujeres en esta etapa de la vida.

Qué hacer para mejorar el estado de ánimo

Una de las maneras más fáciles para que los padres hagan frente al síndrome del nido vacío es mantenerse en contacto con sus hijos. Los avances tecnológicos, como los teléfonos móviles, los mensajes de texto o Internet, permiten una mayor comunicación hoy en día entre los padres y sus hijos.

También pueden aliviar el estrés aprovechando el tiempo libre que ahora tienen llevando a cabo hobbies y aficiones que tenían aparcados, saliendo más con amigos o familiares, haciendo deporte, etc. El apoyo social puede ser increíblemente útil en momentos de estrés y soledad, y el autocuidado debe ser una prioridad durante las transiciones difíciles.

Este será el momento ideal para hacer un cambio rol en la vida, así como para redefinir nuestra identidad como padres. La relación con nuestros hijos a partir de ahora puede ser más similar a la de un compañero, y aunque es posible que tengamos que darle todavía más privacidad, también ganaremos esta privacidad para nosotros mismos.

Muchos sugieren prepararse para un nido vacío mientras los hijos todavía viven en el hogar. Tarta de realizar nuevas amistades, busca pasatiempos que te entretengan, involúcrate en alguna afición, sal más… Y aprovecha para hacer planes con la familia mientras todos estén bajo el mismo techo, prepara unas bonitas vacaciones familiares, ten largas charlas y tómate un tiempo libre del trabajo para crear recuerdos especiales… Además, también puedes hacer planes específicos con el dinero, el tiempo y el espacio extra que estarán disponibles cuando tus hijos ya no dependan de ti y no vivan en casa. Así que ¡ánimo!, que todos los cambios tienen su lado positivo.

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