La Adaptación Hedónica, ¿por qué nunca estamos satisfechos con lo que tenemos?

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La adaptación hedónica es un mecanismo por el cual, o bien podemos adaptarnos a una situación de forma positiva, o bien podemos caer en una rueda de inconformismo.

Cuando se habla de la adaptación hedónica se hace referencia a la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a diferentes situaciones, sean estas positivas o negativas. Sin embargo, aunque suene atractivo, en realidad, puede convertirse en una trampa.

La adaptación hedónica

La adaptación hedónica puede generar una dependencia hacia ciertas actividades, tal como lo haría una droga. Esto nos impediría disfrutar más de nuestra cotidianidad, pues, requiere que las dosis de dicha actividad sigan en incremento.

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Los psicólogos Shane Frederick y George Loewenstein fueron quienes estudiaron este fenómeno y le dieron el nombre, ilustrándolo con el caso de alguien que gana una lotería y puede vivir como siempre soñó. El peligro de esto es que después de un tiempo, cuando pasa el período de euforia, quienes experimentaron esa felicidad por haber ganado la lotería, volverán a su estado emocional anterior de haber obtenido el premio.

Lo mismo sucede con otros asuntos, como por ejemplo, al comprar un producto que deseamos, ya sea un teléfono, un bolso, una prenda de vestir, un artefacto tecnológico con la última generación, un vehículo o incluso una casa. Al principio sentiremos mucha emoción y alegría, pero transcurrido un tiempo, debido al mecanismo de adaptación hedónica, ya empezaremos a sentir indiferencia hacia nuestra compra y nuestros nuevos objetos.

La adaptación hedónica brinda la idea de que la felicidad de un sujeto, tras un evento en su vida, positivo o negativo, tiende a volver al punto donde se encontraba antes de la experiencia.

Asimismo, la adaptación hedónica guarda relación con otro fenómeno psicológico, el llamado consumo conspicuo o competitivo, que ha sido teorizado por Thorstein Veblen. Esto quiere decir que un individuo puede desear mantener un estatus social en su entorno y cae en esa rueda de insatisfacción.

El mecanismo psicológico de la adaptación hedónica es una prueba de que comprar no hace más feliz a las personas, pues, luego de obtener lo que desea, llegará otra necesidad para ocupar ese lugar y el individuo permanecerá tan insatisfecho como ya lo estaba.

La adaptación hedónica, también llamada rueda hedónica suele comparar el comportamiento humano con el de un hámster que corre en el interior de una rueda, pero no importa lo rápido que vaya porque siempre estará en el mismo lugar.

Insatisfecho

Esto ha llevado a que diversos estudiosos concluyan que el ser humano no es capaz de alcanzar un bienestar duradero basado en estímulos externos, debido a lo insaciable que es su naturaleza.

La pérdida del interés

De acuerdo con el escritor y filósofo William B. Irvine, “después de trabajar duro para obtener lo que queremos, perdemos interés de manera rutinaria en el objeto de nuestro deseo. En vez de sentirnos satisfechos, nos sentimos aburridos y, como respuesta a la desgana, nos ocupamos en formar nuevos deseos, todavía mayores”.

El instinto evolutivo hace que el cerebro premie una sensación placentera, tal como un adicto cuando obtiene una dosis de lo que desea de forma instantánea.

Pero, al igual que con las adicciones, cuando el mecanismo de gratificación inmediata queda saciado –consumiendo azúcares, yendo de compras, u otro-, llega otro deseo para ocupar el lugar del anterior y vuelve a comenzar el ciclo.

Cuando suceden eventos negativos, la adaptación hedónica podría tener un impacto positivo, ya que la persona, luego de la angustia, podría adaptarse y replantear su vida. De hecho, el cerebro es el que está configurado para que, por medio de la adaptación hedónica, el ser humano puede sobrevivir a situaciones complejas.

Sin embargo, se debe tener cuidado para no caer en la rueda de la insatisfacción y llegar a creer que comprar una casa, un coche, obtener un sueldo más alto, casarse, ganar la lotería, entre otros, son el punto final de la felicidad.

Por ello, lo recomendable es tomar con serenidad cualquier tipo de situación que surja en la vida. Si se reciben buenas noticias, se puede celebrar, pero sin pensar que ello cambiará totalmente la vida o que brindará felicidad permanente.

De igual forma ocurre con los problemas, se debe tener presente que, gracias a la habilidad del cerebro, por medio de la adaptación hedónica, se puede salir adelante.

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