La conexión con uno mismo a través de la compasión
Comunicación no violenta, un lenguaje de vida
Un área importante en donde esta violencia debe ser reemplazada por compasión es nuestra permanente evaluación de nosotros mismos. Lamentablemente, “nos han enseñado a evaluarnos de una manera que a menudo contribuye más a fomentar el rencor hacia nosotros mismos que a aprender” dice Marshall Rosenberg, en su libro Comunicación no violenta”
A estas personas les enseñaron a auto juzgarse de una manera que implica que lo que hicieron estaba mal o era una equivocación; la forma en la que se reprochan a sí mismos, lleva implícito que merecen sufrir por lo que hicieron. Resulta trágico que, ante equivocaciones que cometemos, tantos de nosotros nos quedemos enredados en un sentimiento de odio hacia nosotros mismos en lugar de beneficiarnos de equivocaciones que nos revelan nuestras limitaciones y nos guían hacia el crecimiento personal.
Si la manera en que nos autoevaluamos nos lleva a sentir vergüenza y, en consecuencia, cambiamos nuestra conducta, permitimos que nuestro crecimiento y aprendizaje estén guiados por el odio que abrigamos contra nosotros mismos. La vergüenza es una forma de odio hacia la propia persona, y las cosas que se hacen como reacción ante la vergüenza no son actos libres ni alegres.
Aunque nuestra intención sea comportarnos con mas amabilidad y sensibilidad, si los demás perciben, que detrás de nuestras acciones hay vergüenza o culpa, es menos probable que aprecien lo que hacemos, que si nos sentimos motivados puramente por el deseo humano de contribuir a la vida.
“Evite usar el debería con usted mismo”
Esta expresión tiene la enorme capacidad de generar vergüenza y culpa. Es una expresión violenta que solemos usar para autoevaluarnos y está profundamente arraigada en nuestra conciencia. Ejemplo de esto es: “no debería haber dicho eso” o “debería haberlo imaginado”. Cuando la usamos con nosotros mismos, la mayoría de las veces, nos resistimos a aprender, puesto que la expresión implica que no hay otra opción. Cuando los seres humanos escuchamos una exigencia, sea del tipo que fuere, solemos resistirla porque amenaza nuestra autonomía, nuestra profunda necesidad de elegir.
En la siguiente autoevaluación está presente una expresión similar de exigencia interna.
- Lo que estoy haciendo es espantoso
- Tengo que dejar de hacerlo
Tengo que dejar de fumar, tengo que hacer más ejercicio. No paran de decirse lo que “deben” hacer pero siguen resistiéndose a hacerlo.
Traducción de los juicios sobre uno mismo y de exigencias internas
Cuando de manera sistemática nos comunicamos con nosotros mismos a través de juicios internos, acusaciones y exigencias, es muy bajo el concepto que tenemos de nuestra propia persona. Lo que decimos es: “no me estoy comportando de manera que esté en armonía con mis propias necesidades.
El desafío que se nos presenta, entonces, cuando hacemos algo que no enriquece nuestra vida, es el de evaluarnos a cada momento de una manera que nos inspire a cambiar
- La dirección hacia la que nos gustaría dirigirnos y
- A partir de la autocompasión y del respeto para con nosotros mismos, y no del odio, la culpa o la vergüenza.
Podemos entrenarnos para reconocer en qué momento nuestra “charla interna” está permeada de juicios a nosotros mismos, e inmediatamente centrar la atención en las necesidades subyacentes.
Si vemos, por ejemplo, que reaccionamos reprochándonos algo que hicimos “Bueno, otra vez arruinaste todo”, podemos detenernos a pensar ¿Qué necesidad mía, insatisfecha, expresa este juicio moralista? Cuando nos conectemos con la necesidad sentiremos un enorme cambio sobre nuestro cuerpo. En lugar de la vergüenza, culpa, depresión que probablemente sintamos cuando nos criticamos por haberlo arruinado todo, ahora experimentaremos diversos sentimientos. Ya se trate de tristeza, frustración, decepción, temor, congoja u otro sentimiento cualquiera. La naturaleza nos dotó de estos sentimientos con un propósito definido, sirven para movilizarnos y hacernos actuar en la consecución y satisfacción de lo que necesitamos o valoramos.
En la comunicación no violenta, el duelo consiste en el proceso de conectarnos plenamente con nuestras necesidades insatisfechas y los sentimientos que se generan cuando reconocemos que distamos de ser perfectos. Es una experiencia de arrepentimiento, pero un arrepentimiento que nos ayuda a aprender de lo que hicimos sin echarnos la culpa ni odiarnos. Cuando nuestra conciencia está centrada en lo que necesitamos, nos orientamos naturalmente a pensar en posibilidades creativas relacionadas con la manera de satisfacer nuestras necesidades. Los juicios moralistas tienden a perpetuar un estado de auto castigo.
El perdón a nosotros mismos en la comunicación no violenta es la conexión con la necesidad que tratábamos de cubrir cuando hicimos lo que ahora lamentamos haber hecho.
Hagas lo que hagas, que sea un juego
Una forma importante de autocompasión es hacer elecciones motivadas solamente por nuestro deseo de contribuir a la vida y no por sentimientos de miedo, culpa, vergüenza, o por un sentido del deber u obligación. Cuando adquirimos conciencia de ese propósito enriquecedor de la vida que se encuentra por detrás de la acción que emprendemos, cuando la energía espiritual que nos motiva es simplemente conseguir que la vida sea maravillosa para los demás y para nosotros mismos.
Cuando adquirimos claridad sobre qué necesidad satisfacemos con nuestras acciones, podemos vivirlas como un juego, aún cuando impliquen mucho trabajo, un desafió o una frustración
Motivaciones
- Por dinero
- Por aprobación: La aprobación de los demás, es una forma de recompensa extrínseca..
- Para escapar del castigo
- Para evitar la vergüenza
- Para evitar el sentimiento de culpa
- Porque es un deber
Si pasamos revista a las acciones insatisfactorias que actualmente nos obligamos a realizar y si traducimos el “tener que” por el “elegir”, descubriremos más alegría e integridad en nuestras vidas.