La envidia: ¿Qué es y por qué envidiamos?

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La envidia, esa emoción tan humana que suele acechar en silencio, puede tener efectos sorprendentes en nuestras vidas y relaciones. Descubre en este artículo cómo identificarla, comprender sus orígenes y enfrentarte a ella de manera efectiva. Acompáñanos en este fascinante viaje hacia una mayor comprensión de la envidia, sus consecuencias y cómo abordarla de manera saludable.

La envidia es el dolor que causa la prosperidad de los otros. Aristóteles

Los envidiosos son aquellos que sufren por el bien que ven que les ha tocado en suerte a otros hombres. Descartes

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  • Carlos se describe en un interior como una persona envidiosa pero evidentemente con sus amigos muestra todo lo contrario.
  • Alexandra, vive espiando a su vecina Lorena quien se ha comprado un auto nuevo y cada vez que llega y la saluda, Alexandra siente que se le voltea el estómago, porque ella no ha cambiado su carro desde hace 5 años.
  • Roberto y Alondra cada vez que salen a pasear con su hijito le ponen un amuleto (ojo de venado) para protegerlo de los envidiosos y que no se enferme.
  • Violeta supo que Perla tiene un nuevo novio que la trata como a una princesa, en sus pensamientos más abyectos, la odia porque ella no ha podido encontrar a su media naranja, no obstante de ser una buena chica.
  • Ricardo ha enfermado y no sabe exactamente qué tiene, cada vez que va al doctor ve a las personas sonriendo y se siente enojado cuando le sonríen porque envidia la salud de los otros y el dolor no le deja vivir plenamente, ni de día ni de noche.
  • José trabaja todo el día y tiene más de un año que no sale de vacaciones, apenas encontró a Luis quien le contó que recibió una herencia de su abuelo y esto le permitirá viajar durante un mes completo a Europa, lo cual hizo que José enfermara de coraje y piensa: “maldito Luis, que suerte tiene y ni siquiera trabaja”.

En la práctica de la Psicología el día de hoy es imposible analizar alguna conducta en la pureza de nuestra propia disciplina, es por ello que es cada vez más común encontrar estudios en donde se traslapan diversas especialidades para explicar un solo tema, el caso de la envidia no es la excepción, a esto le llamo interacción de sistemas.

Justo esta interacción de sistemas hace que para algunos autores, la envida sea una emoción, para otros un sentimiento, una conducta, un rasgo de personalidad o incluso una serie de desequilibrios de mensajeros químicos: serotonina, norepinefrina, coristisol, dopamina y más.

Contenido

¿Qué es la envidia?

La envidia es una forma de experimentar una emoción negativa (furia, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, fastidio, irritabilidad, hostilidad, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, abatimiento, desesperación) que se transforma en sentimientos y luego en pensamientos displacenteros. Hay quienes consideran a la envidia como un rasgo de personalidad (Taylor, 1988).

En los casos más graves cuando se experimenta una emoción negativa, puede llegar a casos patológicos como lo señala Goleman (1977): la ira en extremo se convierte en violencia y odio patológicos; la tristeza en depresión grave y el temor en fobia o pánico. La envidia es destructiva, y sin control puede llegar incluso hasta el asesinato.

Un envidioso es incapaz de ser caritativo, es malicioso, injusto, hostil y actúa con resentimiento.

Es el mal de ojo de la época de nuestros abuelos, pues quien poseía alguna cualidad o bien, era envidiado y una forma de protección o amuleto, aún en nuestros días en México, es portar una semilla llamada “ojo de venado” o un listón rojo.

Definiciones de envidia

Las definiciones de la envidia, van desde lo académico, hasta lo filosófico.

Envidia: Es un sentimiento de displacer, de disgusto, por la alegría del otro. “El malhumorado y contraído, el amargado, no puede sufrir la risa del que está alegre y satisfecho, porque envidia en el fondo un sentimiento del que él es incapaz”. (Dorsch, 1994)

Del psicoanálisis, envidia del pene

Envidia: Emoción negativa de descontento y resentimiento generada por el deseo de tener las posesiones, atributos, cualidades o logros de otra persona. A diferencia de los celos, con los que comparte cierta semejanza y con los cuales se confunde a menudo, la envidia sólo involucra a dos personas, la persona envidiosa y la persona envidiada (Viveros, 2010).

Envidia del útero: En la teoría psicoanalítica, envidia que sienten algunos hombres por la capacidad reproductiva de las mujeres, que se considera un motivo inconsciente que los lleva a denigrarlas (Viveros, 2010).

La envidia (del latín invidia) es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas (wikipedia, 2012).

Melanie Klein (1988) define la envidia como el sentimiento de enojo que se tiene cuando otra persona posee y disfruta algo deseable, siendo el impulso envidioso el de quitárselo o echárselo a perder.

Kant (Kant, citado en Borg, 1988) se refirió a la envidia cuando una persona ve con dolor el bien de los demás, aún cuando éste no acarre ningún daño para el bien propio.

¿Qué envidiamos?

La alegría, la felicidad, el placer, las cualidades, los bienes, las metas de otra persona, las personas que le rodean, las condiciones de trabajo, su apariencia, su espiritualidad, su ropa, su estado de salud, su dinero, el amor que le tienen, sus habilidades sociales, su suerte.

Y, nos vemos como inferiores, carentes, infelices, porque al otro lo vemos mejor y en ocasiones casi una persona perfecta o con las cualidades o la suerte que nosotros carecemos.

Además, asumimos que la otra persona posee lo que nosotros queremos y no poseemos o lo tenemos en menor cantidad o cualidad, ello nos hace sentir, enojados, tristes, deprimidos, desolados, desanimados, desesperados, desesperanzados, y pensamos que tiene lo que no se merece y nosotros no tenemos lo que tiene.

Por lo tanto el otro, se convierte en el competidor o el rival simbólico, aunque no lo sepa, con que nosotros le adjudiquemos ese papel es más que suficiente.

Socialmente es algo negativo o malo, que no se debería de sentir, y cuando se siente, no se debería manifestar, en el peor de los pronósticos se niega, se disimula o se miente respecto a tenerla.

¿Por qué envidiamos?

Porque al compararnos socialmente con otros surgen nuestras deficiencias o carencias, pues siempre hay alguien mejor que nosotros. Así, socialmente la llamada “envidia de la buena”, sería lo mismo que la “envidia de la mala”, pues en esencia se trata de una conducta negativa.

Según Parrot (1991) durante un episodio de envidia se presentan las siguientes características:

  1. Deseo por lo que la otra persona tiene, deseo frustrado,
  2. Inferioridad: tristeza de las propias carencias o de la inferioridad en relación con la persona envidiada; angustia por el estatus propio; desesperación ante la posibilidad de no tener lo que la persona envidiada tiene,
  3. Resentimiento enfocado sobre el agente: resentimiento hacia una persona o un grupo específico; desagrado por su superioridad; enojo y odio hacia los que se suponen responsables;
  4. Resentimiento global ante la injusticia de las circunstancias o el destino;
  5. Culpa por sentir mala voluntad hacia el envidiado; creer que sentir rencores es incorrecto, y
  6. Admiración, emulación del envidiado o identificación con el envidiado.

¿Cómo superamos la envidia? Estrategias y consejos prácticos

En situaciones disfuncionales, tendemos a querer ser superiores a los demás o intentar socavar las ventajas que otros tienen. Un ejemplo de ello es el pensamiento: “Querido Santa: No me hagas bajar de peso, pero haz que mis amigas se vuelvan gordas”. Para enfrentar y superar la envidia, es fundamental adoptar una serie de estrategias y consejos prácticos que faciliten el crecimiento personal y el bienestar emocional.

  • Practicar la gratitud: Llevar un diario de gratitud y anotar diariamente aquello por lo que te sientes agradecido te ayudará a valorar lo que tienes y a enfocarte en lo positivo.
  • Mejorar la autoestima: Dedica tiempo a cultivar tus habilidades y talentos, y celebra tus logros. Reconoce tus fortalezas y acepta tus debilidades como parte de tu crecimiento.
  • Desarrollar habilidades de comunicación asertiva: Aprende a expresar tus sentimientos y necesidades de manera respetuosa y sincera. La comunicación asertiva te permitirá establecer límites saludables y evitar comparaciones dañinas.
  • Establecer metas personales: En lugar de centrarte en lo que otros han logrado, traza tus propios objetivos y trabaja para alcanzarlos. Esto te motivará y te ayudará a sentirte más satisfecho con tus logros.
  • Fomentar la empatía: Ponerte en el lugar del otro y comprender sus sentimientos te permitirá establecer relaciones más sanas y genuinas, reduciendo así la envidia.
  • Practicar la generosidad: Ayudar a otros y compartir tus habilidades o conocimientos no solo te hará sentir bien contigo mismo, sino que también mejorará tus relaciones y disminuirá la rivalidad.
  • Buscar apoyo y orientación: Si la envidia se vuelve abrumadora, no dudes en acudir a profesionales o a personas de confianza para obtener consejos y apoyo emocional.
  • Implementar estas estrategias y consejos en tu vida te permitirá enfrentar y superar la envidia, promoviendo un ambiente de crecimiento personal y bienestar emocional.

¿Cómo actuar frente a una persona envidiosa?

Ante una persona envidiosa, es fundamental mantener la calma y no dejarse llevar por sus provocaciones. Evita compartir información personal o logros que puedan alimentar su envidia. Establece límites en la relación, evitando permitir que sus comentarios o actitudes negativas te afecten emocionalmente. Busca siempre la comunicación asertiva y, si es posible, trata de apoyar a esa persona a superar sus propias inseguridades. Si la situación se torna insostenible, es válido considerar alejarse de la relación para proteger tu bienestar emocional.

¿La química de la envidia?

Cada estímulo externo activa en nuestro cuerpo toda una serie de mensajeros químicos los cuales cambian el equilibrio interno al interior de nuestro ser, ello impacta a los cinco trillones de células que forman nuestro organismo.

Cuando experimentamos envidia nuestro cuerpo genera: resentimiento, rabia, rencor, represión de pensamientos y resistencias a cambiar nuestros paradigmas, con ello en el torrente sanguíneo circula una hormona corrosiva, conocida como Cortisol, la hormona del estrés.

Para equilibrar nuestros pensamientos necesitamos generar oxitocina y serotonina, y ello lo podemos lograr de forma natural teniendo: relajación, descanso, sonriendo, disfrutando del sexo, tomando un masaje, tomando el sol, conviviendo con las personas queridas.

Hoy día conocemos que los centros en donde se producen las emociones (amígdala cerebral) y la oxitocina (hipotálamo e hipófisis), tener una mayor producción de esta última hormona, tiene un efecto analgésico que mitiga el dolor físico y emocional, reduce la tensión arterial, reduce la tensión muscular, reduce la sensación de ansiedad y con ello reduce el apetito asociado al estrés y mejora la cicatrización de las heridas entre otros beneficios más (Uvnäs, 2000).

La envidia y su origen en las emociones

Las emociones han sido estudiadas desde hace muchos años, sin embargo, Charles Darwin, fue uno de los pioneros de la ciencia en 1872, con su obra: La expresión de las emociones en el hombre y los animales. Y, llegó a la conclusión de que las emociones no eran buenas, ni malas sino solo una conducta adaptativa.

Posteriormente, en 1921 Wilhem Wundt, publicó “El lenguaje de los gestos” y llegó a la conclusión de que los gestos son un espejo de las emociones y el mundo interior del interlocutor.

En la actualidad debido a las técnicas de neuroimagen (tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética) sabemos aún más de ellas. Forman parte de un todo que implica una secuencia simple y a la vez compleja: emoción, sentimiento, pensamiento y acción o conducta.

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Así, las emociones son fenómenos psicofisiológicos que representan modos de adaptación a ciertos estímulos ambientales o de uno mismo (Emoción, 2011). De acuerdo a Paul Ekman (2012), son universales.

El neurocientífico Antonio Damasio, de la Universidad del Sur de California (UCLA) ha llegado a las siguientes conclusiones: Las emociones son un conjunto complejo de respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo. Estas respuestas son producidas por el cerebro cuando detecta un estímulo emocionalmente competente, es decir, cuando el objeto o acontecimiento, real o rememorado mentalmente, desencadena una emoción y las repuestas automáticas correspondientes. Las respuestas provienen tanto de los mecanismos innatos del cerebro (emociones primarias) como de los repertorios conductuales aprendidos a lo largo del tiempo (emociones secundarias). Los sentimientos, en cambio, son la evaluación consciente que hacemos de la percepción de nuestro estado corporal durante una respuesta emocional. Los sentimientos son conscientes, objetos mentales como aquellos que desencadenaron la emoción (imágenes, sonidos, percepciones físicas…). Las emociones que no se perciben como sentimientos son inconscientes y, sin embargo, pueden tener efecto sobre nuestras conductas (Monge, 2009).

El punto de vista de la economía

En economía la envidia está relacionada con la toma de decisiones de las personas, pues no solamente se guían por su propio beneficio sino también por las ganancias materiales que puedan tener otros individuos de su red social.

Desde esta perspectiva, la envidia tiene un origen evolutivo, de acuerdo a Antonio Cabrales Catedrático del Departamento de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, el concepto de envidia empleado en el estudio es el que se conoce en términos técnicos como «aversión a la desigualdad». Es decir, los individuos están dispuestos a gastar recursos de todo tipo (monetarios, esfuerzo, etc) con tal de reducir las diferencias de bienestar material respecto a otras personas. Se plantea la envidia como resultado de una competición por unos recursos limitados, y la llevamos codificada en los genes» (La envidia, 2010).

Las emociones positivas contra las negativas

Solemos dividir solo con propósitos pedagógicos a las emociones en positivas y negativas.

De acuerdo a Izard (1971) las emociones positivas son: el gozo, el amor, la felicidad, y las negativas, son; el temor, la ira y la tristeza. En general, las emociones positivas tienden a mejorar la sensación de bienestar y a fomentar las relaciones constructivas con los demás. Las emociones negativas tienen a disminuir la sensación de bienestar y a crear perturbaciones en las relaciones con los demás.

Las emociones positivas generan conductas de: ánimo, amor, aprecio, amistad y acercamiento en la interacción con otras personas.

Conclusiones

En resumen, la envidia es una emoción compleja que puede tener efectos negativos en nuestras vidas y relaciones. Sin embargo, al adoptar estrategias y consejos prácticos como practicar la gratitud, mejorar la autoestima, desarrollar habilidades de comunicación asertiva, establecer metas personales, fomentar la empatía y practicar la generosidad, podemos enfrentar y superar la envidia. Además, al buscar apoyo y orientación cuando sea necesario, podremos avanzar hacia un crecimiento personal y un bienestar emocional más saludables.

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