La gratitud: una fortaleza sin límites

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“Arigato», “obrigado”, “gracias”, “thank you” o “danke”, no importa el idioma, importa el contenido, lo que se esconde detrás de estás palabras, el lenguaje es solo una herramienta que nos ayuda a expresar y detrás de un “gracias” debería existir un sentimiento, una emoción que desde la psicología clasificamos como positiva.

El estudio de la gratitud dentro de la psicología no comenzó hasta aproximadamente el año 2000, posiblemente porque el estudio del comportamiento humano ha estado centrado siempre en la patología y la debilidad del ser humano, en la comprensión de sentimientos desagradables en vez de en entender en profundidad las emociones positivas.

Agradecer significa reconocer, permite alejarse de frustraciones, es un cambio cognitivo que permite pasar de la preocupación a la acción de existencia positiva, es ser consciente, es atención plena (mindfulness), estar agradecido implica responder a la vida con positividad y bienestar.

Adam Smith (1976) decía que la gratitud es la emoción que mueve al ser humano a recompensar a otro, nos hace darle al otro lo que hemos recibido, sentir gratitud nos lleva a realizar actos en favor de la humanidad. Lazarus y Lazarus (1994) concibieron a la gratitud como una “emoción empática” que refleja lo que se siente cuando se recibe algo sin tener que dar nada a cambio.

GRATITUD = RASGOS AFECTIVOS + ESTADO DE ÁNIMO + ELEMENTOS PSICOLÓGICOS QUE FAVORECEN LA PLENITUD.

El agradecimiento es uno de los sentimientos más importantes derivados de la capacidad para amar, surge en la infancia con otras emociones, para que un niño sea agradecido, debe aceptarse a sí mismo y saber y reconocer en él los aspectos positivos para luego reconocerla en otros.

“Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud” —Jean de la Bruyère

5 Beneficios de la Gratitud

La gratitud tiene muchos beneficios a nivel físico, mental y emocional:

  1. Disminuye el dolor físico y mejora nuestro sistema inmunólogico: ejercicios tan sencillos como todas las noches antes de dormir, recordar porque te sientes afortunado, te ayudará a tener menos síntomas de enfermedad física y te hará menos susceptible al dolor.
  2. Los actos de agradecimiento, ser consciente de que tienes salud y estas vivo, alcanzar tus metas, recibir una educación, o agradecer a alguien un favor liberará grandes cantidades de dopamina, la liberación de este neurotransmisor está relacionado con la atención, la memoria, el sueño, el aprendizaje y el humor.
  3. Reduce estrés.
  4. Reduce depresión: libera serotonina, la “hormona de la felicidad”. En un estudio realizado por Robert A. Emmons en la Universidad de California en Davis y su colega Mike McCullough en la Universidad de Miami, a los participantes, asignados al azar, se les dieron tres tareas distintas. Todos llevaban un diario semanal: un grupo describía las cosas por las que sentían agradecimiento, otro explicaba todo aquello que les fastidiaba y el último hacía un seguimiento de los eventos neutrales. Al cabo de diez semanas, los participantes en el grupo de gratitud se sentían un 25 por ciento mejor que los otros grupos, reportaron menos problemas de salud y rendían un promedio de 1,5 horas más. En un trabajo posterior de Emmons con una configuración similar, los participantes que completaron ejercicios de gratitud cada día ofrecieron a otras personas más apoyo emocional en su vida que los de otros grupos.
  5. Mejora tu autoestima: las personas que son agradecidas tienen mejor autoestima. En parte, debido a su capacidad para apreciar los logros de otras personas.

«La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás.» —Cicerón

Thank You Text With Colored Stones

¿Cómo educar en la gratitud?

  1. Da ejemplo: como papás sois los primeros que debéis cultivar esta emociónn/virtud, ya que los niños aprenden por imitación.
  2. Enséñale a dar las gracias de verdad, no solo por educación o cortesía.
  3. Ayúdale a que agradezca más allá de lo material, dar la gracias no solo por lo que no san sino por las ayudas “sujetar una puerta”, “dejar pasar”..etc.
  4. La gratitud siempre va acompañada de admiración: enséñale a crear asombro por cosas cotidianas como tener agua caliente, una cama o una familia.
  5. Busca con él un momento al día para dar las gracias, durante la cena o antes de dormir.
  6. Ayúdale a redactar una carta de agradecimiento a quien haya hecho algo por él, todavía vivimos en una sociedad en la que dar las gracias puede suponer vulnerabilidad y se trata de enseñarle lo contrario.
  7. Edúcale en la iniciativa, hacer las cosas por los demás sin que se lo pida.
  8. Pon en foco lo positivo, hazle consciente de las emociones positivas que genera dar las gracias.

Giacomo Bono, profesor de psicología en la Universidad de California y autor de Educar en la gratitud (Palabra 2016) recalca que “esta virtud también fomenta la capacidad de afrontar los problemas y la resiliencia; y si ayudamos a los niños a desarrollar el carácter y la gratitud, los haremos mucho más fuertes y autónomos”.

3 Ejercicios de gratitud

  1. Louise Hay, escribió en su libro Gratitud “Dar gracias por lo que tienes transformará tu vida”. “se consciente de lo que ocasiona ser agradecido y ponlo en práctica todos los días, comienza cuando quieras, no es una competencia, debes sentir lo que estás haciendo, es importante creer en ese agradecimiento; así que empieza agradeciendo lo que verdaderamente resuene en ti y poco a poco irás avanzando, hasta que te das cuenta de lo mucho que tienes por agradecer. Un ejemplo: Gracias, por el internet, que me permite tener acceso a esta información”
  2. El inventario de gratitud: consiste en hacer una lista de al menos 10 cosas importantes para ti y dar las gracias por ellas. Se pueden hacer clasificaciones según si lo que agradeces es algo que posees, alguien importante en tu vida o acontecimientos que has vivido.
  3. Convierte la gratitud en un hábito reconfortante: practica la gratitud a la misma hora todos los días para convertirla en un hábito. Ya sea que escribas por la mañana después de levantarte o por la noche antes de acostarte. Tener un horario, te ayudará a que sea más fácil mantener este nuevo hábito. Trata de elegir una hora del día que funcione mejor para ti, que te sirva para meditar y agradecer rápidamente por los momentos positivos que has disfrutado ese día. Después de escribir, cierra los ojos y visualiza lo que has escrito, mientras experimentas un sentimiento profundo de gratitud.
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