La teoría de la desesperanza, cuando todo lo vemos por el lado negativo
La teoría de la desesperanza está relacionada con la forma en la cual se interpretan los eventos negativos de la vida.
Dependiendo de la interpretación que se haga de los hechos vitales, podrían aparecer problemas emocionales como la depresión y la ansiedad, de acuerdo a la teoría de la desesperanza.
La teoría de la desesperanza, en qué consiste
Quienes viven bajo la desesperanza convierten este sentir en una tendencia que les lleva a buscar causas negativas en los hechos que ocurren en su vida.
De igual modo, quienes viven con desesperanza pueden verse tentados a presentir que van a suceder cosas negativas y, si esto ocurre, lo atribuyen a que algo falla con ellos mismos.
Es decir, son personas que tienen una visión fatalista de las dificultades que atraviesan, las cuales no ven como retos, sino como verdaderos problemas “sin solución”.
Dichas personas también consideran que las cosas “son inevitables”, que “no hay nada que se pueda hacer”, o “que son permanentes y afectarán toda su vida por completo”, entre otros; cabe destacar que suelen culpar a otros de los que les pasa y consideran que, a futuro, “les seguirá ocurriendo”.
Es así como nace la teoría de la desesperanza o de la depresión, propuesta por Abramson, Metalsky y Alloy, en su estudio sobre la teoría de la depresión por desesperanza: aportaciones recientes.
De acuerdo a estos autores, las personas que tienen estilos inferenciales negativos son más propensas a desarrollar síntomas depresivos, o lo que califican como “depresión por desesperanza”, especialmente cuando experimentan sucesos vitales negativos.
Un ejemplo de ello pudiese ser el caso de un adolescente que atraviesa una circunstancia vital adversa, como rechazo por parte del grupo, y comienza a interpretar las causas y las consecuencias negativas, colocándose en una situación de vulnerabilidad que le puede llevar a la depresión.
Según esta teoría, los síntomas que se pueden experimentar en la depresión por desesperanza son la falta de energía, la baja autoestima y la tristeza.
Siguiendo esta teoría, las mujeres serían más propensas a desarrollar tales síntomas, dado que muestran en mayor medida dicho estilo cognitivo y, por lo tanto, son más vulnerables. Las mujeres serían quienes atribuyen más causas negativas a los eventos que ocurren en su vida y, por consiguiente, tienen más propensión a generar depresión que los chicos, pues el estilo cognitivo de la desesperanza prevalece en ellas en mayor medida.
No obstante, la teoría de la desesperanza ha encontrado obstáculos, específicamente por la carencia de instrumentos con medidas adecuadas para evaluar los estilos cognitivos propios de la desesperanza.
El hecho de que se desarrollen este tipo de investigaciones permiten conocer más a fondo la etiología de la depresión, sobre todo el estado de ánimo asociado a la desesperanza, así como las diferencias de género en la prevalencia de dicha patología.
Las conclusiones, además, permiten que se realice una práctica clínica adecuada en las que prime la prevención, así como la aplicación de nuestras estrategias de reestructuración cognitivas.
La teoría de la desesperanza permite reflexionar sobre otras teorías que plantean la vulnerabilidad ante el estrés y cómo los pensamientos pueden jugar un papel importante cuando ocurren eventos negativos en la vida, así también pone de manifiesto la necesidad de promover estilos cognitivos saludables entre la población joven y adulta.
Por último, cabe señalar que hay quienes consideran que la depresión permite ver la realidad como verdaderamente es, pero, esto es solo otra de las tantas teorías que existen.
