Los cuatro inconmensurables

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El budismo lleva sobre la faz de la tierra 2.600 años. Su definición puede abarcar tanto religión, filosofía y psicología. El corpus teórico de la psicología budista es tan amplio y extenso que la psicología moderna decidió hace ya bastantes años comenzar a investigar sobre ello. ¿Qué puede aportarnos la psicología budista? ¿Es tan místico como parece o es más real de lo que se piensa? Desde hace años, ciertos aspectos del budismo se están llevando al laboratorio, y para sorpresa de muchos, se está comprobando la efectividad de ciertas prácticas como le meditación. Pero, ¿qué son los cuatro inconmensurables?

Como describió en el siglo II el sabio Nagarjuna: «la práctica del Inconmensurable Estado del Amor extingue la ira en el corazón de los seres vivos. La práctica del Inconmensurable Estado de la Compasión extingue el dolor y la ansiedad en el corazón de los seres vivos. La práctica del Inconmensurable Estado de la Alegría extingue la tristeza y la falta de alegría en el corazón de los seres vivos. La práctica del Inconmensurable Estado de Ecuanimidad extingue el odio, la aversión y el apego de los corazones de los seres vivos».

De esta forma, los cuatro inconmensurables, se vuelven una «receta» para purificar nuestra mente, nuestro corazón y, en definitiva, nuestra vida. También se les llama los Cuatro Inconmensurables de la Mente. Así pues, a través del amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad, alcanzaremos estados de paz, bienestar y felicidad más elevados, duraderos y permanentes.

Contenido

Los Cuatro Inconmensurables

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Amor

El amor se entiende como la aspiración de que todos los seres tengan la felicidad y las causas de la felicidad. Cuando se hace referencia a todos los seres, se engloban a todos aquellos seres sensibles: humanos, animales, insectos. Al mismo tiempo, también abarcan a los familiares, amigos, desconocidos y enemigos o gente que nos genere malestar. Se trata de una intención genuina de ofrecer felicidad. Sin embargo, no hemos de confundir amor con «darlo todo».

Por ejemplo, si un familiar es fumador y nos pide dinero para tabaco, un acto de amor podría ser no darle ese dinero. Sabemos que el tabaco lo está matando poco a poco y que la felicidad que le provoca fumar no es real, tan sólo le da placer cuando fuma. A largo plazo, su vida se vería mejorada si dejase de fumar. Por lo tanto, el amor no siempre coincide con los favores que nos puedan pedir, sino con lo más conveniente para su auténtica felicidad.

Compasión

La compasión es la aspiración de que todos los seres se liberen del sufrimiento y de las causas del sufrimiento. Al igual que en el amor, todos los seres incluyen animales, insectos, humanos y también a nuestros seres queridos, a gente neutral y a aquellas personas a las que consideremos enemigas. A través de la compasión, seremos capaces de disminuir y transformar el sufrimiento de los demás y aliviar su dolor. En este caso, compasión no es sinónimo de pena o lástima, sino de querer eliminar el dolor ajeno.

Como afirma el maestro Thich Nhat Hanh, «la compasión implica un profundo sentimiento de preocupación por los demás. Sabes que la otra persona está sufriendo, así que te sientas cerca de ella. La observas y escuchas profundamente para poder sentir su dolor. Estableces una profunda comunicación, estás en íntima comunión con ella, y ello basta para que se sienta mejor».

niños globos

Alegría/regocijo

Cuando practicamos el amor genuino, damos alegría tanto a los demás como a nosotros mismos. Gozamos de las pequeñas cosas de la vida, como pueden ser una puesta de sol, oler unas flores, beber un té, etc. La clave está en abrirnos a estas experiencias de las cuales podemos obtener el néctar de la alegría en pequeñas dosis, que al final, se acabarán sumando y así podremos vivir nuestro día a día con más plenitud.

También entra en juego el alegrarse por los demás. En muchas ocasiones, cuando vemos que a los demás les va mejor que a nosotros, sentimos cierta envidia, celos y rencor. La alegría y el regocijo también cosiste en alegrarnos por los demás cuando algo bueno les ocurre. Es importante que nos llene de alegría tanto la felicidad de los demás como la nuestra.

La ecuanimidad

Se trata de un estado en el que nos encontramos libres de apego, de prejuicios y de discriminaciones. Algunas personas pueden confundirlo con indiferencia. Si preguntamos a todos los padres y madres que tienen varios hijos a cuál quieren más, ¿cuál será su respuesta? «Los quiero a todos por igual». Pues en esto consiste la ecuanimidad, en no tener preferencias. Sí es cierto que nos puede gustar más un plato de comida que otro, en este caso, la ecuanimidad se manifestaría en que el hecho de no comer nuestro plato de comida favorita nos genere malestar.

Thich Nhat Hahn relata que la ecuanimidad «significa que en un conflicto, aunque nos incumba profundamente, somos capaces de mantenernos imparciales, amando y comprendiendo ambas partes. Nos despojamos de cualquier tipo de discriminación o prejuicio, y eliminamos las fronteras entre nosotros y los demás».

Reflexión final

Los cuatro inconmensurables son prácticas que podemos llevar a cabo a través de la meditación. Existen meditaciones centradas en el amor, en la compasión, en la alegría y en la ecuanimidad. Pero también será importante no dejar la práctica sólo para nuestro rato de meditación, sino también llevarlo a nuestro día a día. De hecho, la meditación consiste en familiarizarnos, cultivar y entrenar estos estados tan profundos. Por lo que si en una situación cotidiana somos conscientes de todo ello y lo ponemos en práctica, estaremos practicando una meditación consciente. Además, estaremos sembrando una semilla hacia nuestro bienestar.

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