Mentiras blancas, negras y azules, ¿en qué se diferencian?

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¿Recuerdas cuando le dijiste a tu amigo que te encantaba su nuevo peinado cuando realmente te parecía catastrófico? ¿O cuando en la niñez negaste ante tus padres haber escrito en la pared a pesar de tener aún el rotulador en las manos? Existen mentiras blancas y negras que son fáciles de reconocer por todos, pero también existe una categoría muy diferente, las mentiras azules… ¿de qué tratan?

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Mentiras blancas y negras

Las mentiras blancas y negras son bastante fáciles de identificar y todos las hemos vivido alguna vez.

Mentiras negras

Una mentira negra es una afirmación falsa con una motivación egoísta para evadir culpas. Imagina que tienes pruebas de que tu vecino te ha rayado el coche, incluso lo has visto hacerlo desde la ventana de tu cocina mientras te servías un café por la mañana. Imagina que cuando le preguntas si te ha rayado el coche, tu vecino lo niega todo rotundamente. Él estaría diciendo una mentira negra.

Mentiras blancas

Una mentira blanca, por el contrario, es la mentira que podemos lanzar con un fin moral o, en definitiva, con buenas intenciones. Es, por ejemplo, decirle a alguien que te encanta la nueva decoración de su salón, aunque sea la última decoración que tu elegirías, o decirle a un familiar que te encanta el nuevo jersey que te ha regalado, aunque sabes que jamás te lo pondrás. Las mentiras blancas son actos altruistas que soltamos para no dañar a los demás.

Parece que los niños comienzan a decir mentiras negras (o egoístas) a los tres años aproximadamente, cuando empiezan a darse cuenta de que pueden evitar una consecuencia negativa. Más tarde, comienzan a decir mentiras blancas sobre los siete años, cuando poseen sentimientos de empatía y llegan a sentir compasión hacia los demás.

¿Qué son las mentiras azules?

Las mentiras azules van más allá de esta dicotomía entre los actos egoístas y los actos altruistas. Más bien, podría decirse que están a medio camino entre el bien y el mal y son la explicación para muchos fenómenos sociales que a bote pronto, resultan incoherentes para muchas personas.

Las mentiras azules son aquellas falsedades que afirmamos en pos del bien del grupo al que pertenecemos. Según el psicólogo de la Universidad de Toronto Kang Lee, “las mentiras azules se encuentran entre las mentiras generosas y las egoístas. (…) Por ejemplo, puedes mentir sobre las trampas de tu equipo en un juego, lo cual es antisocial, pero que ayuda a tu equipo”

Parece que comenzamos a emitir mentiras azules con posterioridad a las blancas y negras. En un estudio realizado por Lee y sus colegas, encontraron que los niños más mayores, a partir de los once años, eran más propensos a mentir por el bien de sus equipos de ajedrez que aquellos más pequeños. Su beneficio no era individualista, sino que lo hacían por el bien del grupo al que pertenecían.

Existen muchas teorías que explican cómo algunas mentiras pueden seguir sosteniéndose a pesar de ser completamente incoherentes, especialmente en la época en la que nos encontramos en la que el conocimiento científico es más amplio. Por ejemplo, muchas personas no se explican como las mentiras evidentes que algunos políticos muy poderosos vierten, siguen siendo aceptadas por gran parte de sus votantes. Otros no comprenden por qué los seguidores de ciertas sectas e incluso religiones cuyas creencias se alejan mucho de lo que parece real, repiten sus afirmaciones fervientemente sin plantearse a veces si lo que mantienen se aleja en alguna medida de la realidad.

Mantener una información falsa por el bien del grupo hace sentir a los componentes de ese grupo unidos y fuertes ante los demás. «Porque cuando crees que tu grupo está bajo amenaza, sientes que tienes que recurrir a cualquier medio necesario», explicaba Lee. «Cuanto más te sientas amenazado, cuanto más quieras desestimar a los demás, más probabilidades hay de que uses mentiras azules».

Somos animales sociales y la necesidad de pertenencia a un grupo es a veces más fuerte incluso que nuestra propia racionalidad. La crítica a nuestro grupo se convierte en una crítica hacia nosotros mismos y cualquier mentira azul, por más extrema que sea, será mantenida con mayor rotundidad.

Es la dicotomía que presentan las mentiras azules, pueden ser heroicas y altruistas, como cuando la princesa Leia en Star Wars mentía sobre la ubicación de la base rebelde para no traicionar a su equipo. O pueden ser verdaderamente irracionales, como afirmar de que el cambio climático no existe, para beneficio de ciertas corporaciones, políticos y votantes que sienten que son parte de un bien común, a pesar de que el bien común pueda quedar destruido.

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