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«No te defiendas» de Thich Nhat Hanh
No te defiendas, así se llama un pequeño y conocido relato del maestro budista zen Thich Nhat Hanh. ¿Cuántas veces alguien nos ha insultado o nos ha hecho un comentario negativo y hemos reaccionado mal? ¿Cuántas veces lo hemos tomado como una ofensa?
La cuestión es saber que podemos actuar de otra forma diferente y que defendernos no siempre puede ser lo correcto. Sin embargo, llevamos grabado tan a fuego la idea de autodenfensa que nos parece una humillación no dar importancia a las palabras de los demás, pero, ¿Qué tal si revisamos esas creencias? No te defiendas… ¡Comenzamos!
No te defiendas: análisis
No te defiendas. Cuando tratas de defenderte estás dando demasiada importancia a las palabras de los otros y das más fuerza a sus opiniones.
Si aceptas el no defenderte estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que “escuchas”, que son simplemente opiniones y que no tienes que convencer a los otros para ser feliz.
Cuando demostramos que las opiniones de los demás no nos afectan no es que seamos pasivos ni sumisos, sino que somos dueños de nosotros mismos y de nuestra propia felicidad. Estamos quitando el poder a los demás sobre nuestro bienestar y solo nosotros decidimos qué nos afecta. Las opiniones de los demás son solo eso, opiniones. Nosotros tenemos el poder de darles importancia o no.
Un ejemplo muy sencillo pero muy ilustrativo consiste en pensar que somos morenos de pelo y alguien nos dice que somos rubios, ¿nos causaría malestar? ¿lo veríamos como una ofensa?
![Thich Nhat Hanh Thich Nhat Hanh](https://www.psicoactiva.com/wp-content/uploads/2021/03/Thich-Nhat-Hanh.jpg)
Tu silencio interno te vuelve sereno. Practica el arte de no hablar. Progresivamente desarrollarás el arte de hablar sin hablar y tu verdadera naturaleza interna reemplazará tu personalidad artificial dejando brotar la luz de tu corazón y el poder de la sabiduría, el “noble silencio”.
Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo. No trates de forzar, manipular y controlar a los otros. Conviértete en tu propio maestro y deja a los demás ser lo que son o lo que tienen capacidad de ser.
Instálate en el silencio y la armonía de todo el universo.