Pensamiento ilusorio o pensamiento quimera

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El pensamiento ilusorio es la formación de creencias y toma de decisiones basándose en lo que resulta placentero imaginar, más que en la evidencia. Quienes se guían por este sesgo cognitivo solo atienden a aquello que es agradable cuando lo imaginan. Pero, desestiman los hechos, la racionalidad o, mejor dicho, la realidad objetiva.

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¿Qué es el pensamiento ilusorio?

Al pensamiento ilusorio se le denomina en inglés wishful thinking, y se considera como un proceso de pensamiento, deducción, conclusión, e incluso toma de decisiones.

Su principal cualidad es que se fundamenta solo en que lo parece agradable al imaginar, en lugar de la realidad.

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Por ello, se considera que este proceso se apoya en las emociones. La persona solo toma en cuenta las posibilidades favorables que tiene un suceso, mas no se observan las alternativas.

Para ilustrarlo mejor, podemos citar la leyenda de Creso, el último rey de Lidia (560 y 546 a. C. apróx.). En una ocasión, él preguntó al oráculo si debía emprender la guerra contra los persas y su respuesta fue que destruiría a un gran imperio. Así, confiado en la predicción, se lanzó a la guerra. Sin embargo, Creso no había considerado la posibilidad de que el imperio que se acabaría sería el suyo y así sucedió.

De esta manera, se dice que, al valorar todas las posibilidades sobre un hecho, los sujetos optarán por aquellos que produzcan resultados positivos. Al mismo tiempo que ignorarán aquellos escenarios donde las consecuencias no sean favorables.

Por esa razón, el wishful thinking es un sesgo cognitivo y una forma inadecuada o incorrecta de tomar decisiones. Este pensamiento también es una falacia lógica, cuando en un argumento se asume que al desear que algo sea verdadero o falso, será así.

¿Cuáles son las consecuencias del pensamiento ilusorio?

Guiarse por el pensamiento ilusorio, dejando de lado la objetividad, puede llevar a tomar decisiones incorrectas y a consecuencias poco deseables. Por ejemplo, algunas personas podrían pensar que se encuentran bien de salud, solo porque así lo imaginan, en lugar de buscar la evidencia. Por ende, no es una casualidad que este sesgo predomine en la pseudomedicina.

Siguiendo esta línea, la autora Helena Matute (2019), elaboró un artículo sobre ilusiones y sesgos cognitivos. La investigadora indica que el cerebro tiende a engañarnos a causa de la evolución. En la época de las cavernas, puede que este tipo de pensamiento fuese beneficioso para la supervivencia. No obstante, mucho cambió desde entonces y lo que antes servía para adaptarnos, ya no funciona. Un caso típico son aquellas personas que se fían más de un curandero amable que de un médico con vasta experiencia y conocimientos.

De este modo, se aprecia como esta forma de pensamiento hace que las personas tomen decisiones no acordes a la realidad. Aunado a ello, elegir basándose en la imaginación y los sentimientos podría terminar ocasionando frustración y otras emociones desagradables.

¿Qué hay detrás del pensamiento quimera?

Lo que se encuentra detrás del pensamiento ilusorio parece ser más la imaginación que la evidencia objetiva derivada de la realidad. En un análisis sobre la imaginación, Gustavo Pereira plantea que esta remite a un cierto tipo de actividad mental o capacidad humana. La acción de imaginar nos permite crear imágenes en ausencia de lo representado, es decir, representar objetos o estados de cosas que están ausentes.

 

Cabe destacar que la imaginación no siempre es negativa, al contrario, puede promover la creación artística, innovación y anticipación de posibles escenarios. El problema con el pensamiento quimera es que hacer elecciones ignorando la realidad objetiva es poco útil y puede poner en riesgo la integridad.

Por otro lado, interviene la ilusión, la cual se define como una percepción o interpretación errónea de un estímulo real externo. Es por eso que en los desiertos las personas sufren de espejismos o ilusiones de cosas que no están allí, como un oasis.

Algunas veces, las ilusiones pueden tener una apariencia de realidad, mientras que en otros casos parecen ficticias desde el inicio. Por tal motivo, en el ámbito del desarrollo personal, las metas que se planteen deben ser realistas y con objetivos concretos. Como resultado, el individuo se sentirá mejor consigo mismo y se mantendrá motivado.

¿Por qué conviene plantearse metas realistas y no ilusorias?

Cuando se trata de proyectos personales, lo mejor es que evitemos el pensamiento ilusorio. En este sentido, plantearse metas específicas y realistas es más factible, sobre todo cuando queremos conseguir cambios verdaderos.

Es importante que tengamos consciencia de que desear algo no es suficiente para que se cumpla. En la realidad, se requiere de un tiempo para que un cambio se convierta en un hábito. Por lo tanto, los eventos no suceden de forma mágica o inesperada, sino que muchas veces dependen de la práctica continua.

También debemos tener en cuenta que considerar hechos objetivos al tomar decisiones, no es garantía de éxito. Es válido equivocarse, ya que los errores son parte del proceso de aprendizaje, pero lo importante es seguir adelante. En cambio, dejarnos engañar por nuestra imaginación solo nos traerá frustración y consecuencias poco placenteras.

En conclusión, debemos tener cuidado con los sesgos cognitivos como el pensamiento ilusorio a la hora de elegir sobre algo. No solo el wishful thinking puede jugarnos una mala pasada, sino también otras interpretaciones erradas de la realidad. Cuando tengamos que hacer una elección importante, es aconsejable que pensemos con “cabeza fría” y no desde las emociones.

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