Perdonar, ¿sabemos hacerlo?

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Uno de nuestros mejores amigos nos acaba de «traicionar». Podemos ponernos en cualquier situación. Imaginemos el dolor que sentimos cuando alguien cercano a nosotros hace algo que nos impide seguir manteniendo la amistad como antes. Jamás hubiéramos imaginado que esa persona (amigo, pareja, familiar, etc), nos haría algo como lo que nos ha hecho. Sentimos un inmenso dolor por el acto y sobre todo, por la decepción. En este momento, es preciso saber perdonar, pero, ¿qué es perdonar? ¿sabemos hacerlo?

A lo largo del artículo, abordaremos en qué consiste perdona, tanto lo que es perdonar como lo que no. También abordaremos cuál es la mejor forma de pedir perdón. A pesar de no existir una forma exacta con la que siempre seremos perdonas, sí podemos encontrar una serie de pasos que pueden facilitarnos que alguien nos perdone. Por último, tampoco debemos olvidar que en ocasiones el perdón es hacia uno mismo. ¡Comencemos!

Contenido

Perdonar, ¿qué es realmente?

Existe la creencia general de que perdonar es olvidar. Pero, ¿es esto cierto? ¿Cuando perdonamos olvidamos todo lo que ha ocurrido? O mejor dicho, ¿cuando perdonamos deberíamos olvidarlo todo? Olvidar equivale a no recordar algo, por lo que si tenemos en cuenta que tenemos memoria, olvidar un acontecimiento importante nos resultará extremadamente difícil, por no decir imposible. Es cierto que olvidamos números de teléfono, direcciones, el contenido de un examen; pero olvidar algo que nos ha impactado a nivel emocional, hasta la fecha, es demasiado difícil.

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«Sólo hay perdón allí donde hubo algo imperdonable». -Jacques Derrida-

Así pues, si perdonar no implica olvidar, ¿de qué se trata? Perdonar consiste en un ejercicio a través del cual estamos en paz con nosotros mismos y con los demás. Si alguien quebranta nuestra confianza, perdonar a esta persona no consiste en olvidar lo que nos ha hecho, sino en comprender porqué lo ha podido hacer y no «echar leña al fuego». El hecho de que nos hagan daño ya es demasiado doloroso como para hurgar en la herida, por lo que el perdonar es aceptar lo que ha ocurrido y decidir no darle vueltas a lo ocurrido durante días, semanas o meses.

Qué no es perdonar

Perdonar no significa que una amistad o una relación de pareja deba seguir forzosamente. Si alguien actúa de forma tan incorrecta que puede llegar a ser perjudicial en nuestras vidas, quizá lo mejor que podemos hacer es alejarnos. En caso de un amigo, nos alejaríamos de él; en caso de una relación, podemos poner punto y final. Perdonar no es un acto pasivo, no es resignación, no se trata de aceptar todo aquello que nos ocurra sin hacer nada. Si alguien nos trata mal cada vez que se enfada, podemos perdonarle y comprenderle, pero, ¿tenemos que soportar sí o sí este tipo de situaciones? Obviamente no.

Fred Luskin (2008), director de las investigaciones relacionadas con el perdón de la Universidad de Stanford, asegura que perdonar no es:

  • Aceptar la crueldad.
  • Olvidar que ha ocurrido algo doloroso.
  • Excusar el mal comportamiento.
  • Una experiencia religiosa o sobrenatural.
  • Negar ni bloquear el dolor.
  • Reconciliarse necesariamente con el ofensor, ni dejar de sentir.

Cómo pedir perdón

¿Existe alguna fórmula mágica para pedir perdón? Realmente no, sin embargo, sí existen una serie de pasos para que nuestro perdón sea más sincero y pueda tener más efectividad. Cabe decir que se trata de un acto profundo e interior. Si queremos que nos perdonen, nuestras palabras deberán ser auténticas, por lo que si nuestra postura es superficial poco efecto tendrán. Entre los puntos a destacar se pueden resaltar tres: disculparse, arrepentirse y cambiar de conducta.

Pedir perdón

Pedir perdón implica disculparse por lo sucedido. Sabemos que nos hemos equivocado y queremos solucionarlo, por lo que nuestro primer puente hacia la resolución del conflicto es expresar nuestro malestar y tender una mano a modo de disculpa. De esta forma, la otra persona sabrá que nos hemos percatado de nuestro error y que tenemos intención de subsanarlo.

Arrepentimiento

El arrepentimiento no es sinónimo de tortura psicológica. El arrepentimiento consiste en conscientes del alcance del daño que hemos hecho y proponernos no volver a hacerlo. El daño puede ser a nosotros mismos, a una persona o a varias. Arrepentirse no sirve de nada si sólo nos fustigamos por lo ocurrido. En este caso es una postura reflexiva. Si es hacia nosotros mismos, sabemos el daño que nos hemos hecho. Si es hacia los demás, intentamos ponernos en su situación y sentir su dolor.

Poco a poco, con esta práctica, iremos siendo cada vez más conscientes de cómo se sienten los demás cuando llevamos a cabo acciones desafortunadas. De esta forma, aumentaremos nuestra empatía y seremos más conscientes del daño que podemos estar haciendo.

Cambio de conducta

El cambio de conducta es la demostración de que hemos entendido el daño que hemos causado y nuestro compromiso en no volver a llevarlo a cabo. También puede implicar algún tipo de compensación. Por ejemplo, si hemos causado un daño material, podemos repararlo nosotros o pagar por el arreglo. Si el daño es a nivel emocional, podemos estar más cerca de esa persona y demostrarle que realmente nos interesa y queremos su felicidad.

Conclusión

Perdonar es un acto que llevamos a cabo con nosotros mismos para estar serenos y gozar de calma interior. Si continuamos con el fuego interior de la ira, el rencor o el odio no podremos alcanzar ningún estado de tranquilidad. Es por ello, tan importante aprender a perdonar, incluso cuando quien nos ha ofendido no esté delante o no esté ya vivo. Un gran número de personas necesita perdonar a un padre o a una madre fallecida para estar en paz consigo mismo.

Decir «te perdono» y hacerlo de forma sincera, implica que esa llama de la rabia interior se apaga y dejamos hueco al bienestar. Ya nada nos consume por dentro, ya nada nos arrebata la alegría. Perdona, sin duda, es un acto hacia los demás, pero sobre todo, con uno mismo para volver a ser feliz

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