Personas adictas al conflicto

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¿Quién de nosotros no conoce a alguien que tiende a buscar el conflicto? Personas que parecen sentirse cómodas en las discusiones, en las confrontaciones. De alguna forma, parece que su estado natural sea la ira, la enemistad y el mar humor. Sin embargo, ¿es eso así? ¿Existen personas adictas al conflicto? ¿Podría tratarse de una adicción inconsciente? ¿Qué lleva a una persona a estar casi siempre enojada? Sin duda, se trata de un tema muy interesante ya que, quien más o quien menos, conoce a alguien así.

A lo largo del artículo nos adentraremos en la amígdala cerebral y veremos qué implicación puede tener en este tipo de adicción, porque, ¿es realmente una adicción? También indagaremos en aquellas personas que cuyo aprendizaje para solucionar problemas ha sido través del conflicto. ¿Es posible que a parte de ser una «adicción» pueda ser una forma de haber aprendido a enfrentar la vida? Por último, repasaremos qué se entiende por adicción y analizaremos si encaja con la conducta de este tipo de personas.

Contenido

Personas adictas al conflicto y la amígdala

La amígdala es una estructura cerebral en forma de almendra que se ubica encima del tallo encefálico. Se trata de una estructura implicada en el sistema límbico y en la regulación emocional. Como afirma el psicólogo e investigado Daniel Goleman (2018): «una de las funciones de la amígdala consiste en escudriñar las percepciones en busca de alguna clase de amenaza». De esta forma, la amígdala se convierte en una especie de vigilante en busca de cualquier peligro.

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Las amenazas que sondea la amígdala no solo son físicas, también pueden ser psicológicas, como un insulto, una humillación, etc. El discurso interno de la amígdala podría ser algo como: «¿qué está pasando?, ¿me afecta negativamente de alguna forma?». Si la interpretación es que sí, la amígdala pone en marcha a todo el cerebro para reaccionar frente a la posible amenaza. En este punto debemos detenernos para profundizar un poco más en las personas adictas al conflicto. Como describe Goleman: «la amígdala también es la encargada de activar la secreción de dosis masivas de noradrenalida».

Cuando la amígdala interpreta una amenaza, libera noradrenalina en grandes cantidades para preparar el cuerpo para el ataque o la huida. ¿Por qué es tan importante este punto? Esta liberación en altas dosis de noradrenalina es parte de la clave en la adicción, ya que las personas no serían adictas el conflicto, sino a las dosis de noradrenalina. Pero, ¿cómo obtener estas dosis? A través del conflicto, solo que de forma inconsciente. Es decir, a nivel general la gente no es consciente de esta liberación, pero sí sienten ese «subidón» cuando se enfadan.

Pensando en clave de enfado

Otro factor influyente en las personas adictas al enfado es que quizá su forma de pensar tienda a ser siempre en clave de enfado. ¿Esto qué quiere decir? A través de su historial de aprendizaje han aprendido a solucionar los conflictos de forma hostil y no son capaces de hacerlo de otro modo. Si desde pequeños vemos que nuestros padres resuelven ciertas situaciones a través del enfado, posiblemente para nosotros lo normal sea enfadarse. Su mente funciona a través del enfado y necesitan sentirse así.

Algunas de las frases más escuchadas pueden ser: «¿pero cómo no me voy a enfadar?, ¿cómo quieres que me ponga?». Siempre tienden a justificar el enfado. Un refrán popular afirma que cuando tenemos un martillo, todo son clavos. Del mismo modo, cuando pensamos en clave de enfado, todo son problemas. Estas personas, muchas veces, suelen ver problemas donde no los hay. Cualquier inconveniente pueden verlo como un conflicto.

Personas adictas al conflicto: ¿Adicción inconsciente?

Las personas adictas al conflicto quizá puedan sufrir un tipo de adicción inconsciente. ¿Esto qué significa? Según el DSM-V (2013) no existen las adicciones al conflicto como tal, pero sí las adicciones, por ejemplo, a sustancias. ¿Qué diferencia habría entre ser adicto a una sustancia y ser adicto al conflicto que genera noradrenalina?

¿Qué entendemos por adicción? En 1989, Gossop elaboró una serie de cuatro puntos en los que define en qué consiste una adicción:

  1. Un fuerte deseo o sentimiento de compulsión para llevar a cabo una conducta particular.
  2. Capacidad mermada para controlar la conducta.
  3. Malestar y angustia emocional cuando la conducta es impedida o se deja de hacer.
  4. Persistir con la conducta a pesar de la clara evidencia de que es la que causa los problemas.

Punto por punto

Si analizamos los cuatro puntos del autor podemos ver que encajan en aquellas personas adictas al conflicto. Cuando estas personas interpretan una amenaza necesitan expresarlo. La sensación es la de «si no hablo, exploto». De esta forma, descargan su ira contra la situación que consideran hostil. Al mismo tiempo, suelen saltar de forma automática, es decir, no tienen mucho control sobre su conducta. Daniel Goleman hace referencia a este hecho y lo explica a través de un descubrimiento reciente. Al parecer, existen vías nerviosas que van directas a la amígdala antes de ser procesadas por la razón.

Este descubrimiento explicaría el secuestro emocional, esto es, cuando explotamos o nos dejamos llevar por la rabia y después no sabemos muy bien qué ha pasado. Antes de que la información llegue al neocortex y sea procesada, va del tálamo a la amígdala por un «atajo». Se cuela la información y reaccionamos. Este «atajo» dificultaría el control de la conducta. Por otro lado, si alguien no puede expresar su ira suele sentirse mal y aumenta su malestar. Por último, muchas de estas personas son conscientes de que su tendencia al conflicto genera problemas pero según ellos: «soy así y no puedo cambiar».

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