Preservarse, ponerse a salvo…

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(Preservar: proteger de un daño o peligro. Poner a cubierto. Resguardar anticipadamente con el objeto de evitar un eventual perjuicio o deterioro)

En mi opinión, este es un asunto de una importancia real y grande al que no se le presta la atención que se merece.

Es una palabra mágica: Preservarse. Ponerse a salvo.

Cada uno tiene la responsabilidad de su propia vida, y ello implica también evitar que los otros la dañen, que la desacrediten o agredan, que la mancillen o menosprecien.

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Cada persona, por el hecho de ser persona y si no ha cometido algo grave que lo desacredite como tal, tiene derecho y es merecedor de un respeto profundo y total. Y conviene no olvidarlo.

La dignidad, la moralidad, la honestidad, la honradez, la ética, la nobleza… son valores personales que nadie debe deshonrar y uno debe velar para que nadie las desprestigie.

NO DEJAR QUE ALGO EXTERNO Y PASAJERO haga tambalear el centro personal que debiera permanecer inafectable. Conviene conocer nuestros sentimientos y conocernos. Saber y utilizar el modo correcto de ver las cosas para no permitir que los otros, con sus palabras o sus hechos, afecten a nuestra estabilidad personal y emocional. Lo que opinen o piensen los otros son solamente sus opiniones y pensamientos –que, además, pueden ser expresamente malintencionados- así que no es conveniente dejar que eso nos desestabilice.

CUIDARSE, PARA EVITAR SUFRIR INNECESARIAMENTE. Mirar por la propia salud emocional y psicológica. No permitir que se alteren innecesaria e injustificadamente. Es bueno evitarnos todas las desestabilizaciones que nos vengan de fuera. Hay que valorar con ecuanimidad y justicia las cosas que nos suceden, para no permitir que se magnifiquen con el consiguiente daño que nos producen.

NO PERMITIR RECIBIR DAÑO. Y en esto hay que ser irreductible. Ningún daño infundado o inútil. En realidad, ningún daño. Vigilar atentamente dónde está el origen cuando sintamos alguna sensación molesta o dolorosa. ¿Por qué ese dolor? y ¿Para qué ese dolor? Y si no una hay razón contundente, deshacerse de ello.

NO DEJAR QUE LOS OTROS HAGAN TAMBALEAR NUESTRA ESTABILIDAD y llevarnos al dolor o el descentramiento. Y para eso es conveniente conocer cuándo nuestro orgullo se entromete soberbiamente y lo que pretende es que sintamos como un asunto nuestro –asunto del Ser Espiritual- lo que es solamente un asunto con delirios de grandeza del ser externo confundido. La estabilidad está en nuestro Centro Interior y no hay que situarla en el ombligo del ego.

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DESCARTAR EL DOLOR EMOTIVO. Y no me refiero a amputarse los sentimientos ni a extirparse el corazón, sino a aprender a controlar que los hechos ajenos -de los que no somos responsables- no nos pasen factura. Que los otros, con sus hechos o sus palabras, no nos hagan sentirnos mal. Algo así como inmunizarse frente a lo que nos hagan desde fuera. Eso sí, conviene estar atentos por si tienen razón en eso que nos hacen ver y que nos duele…

VIGILAR EL EGO. El ego, en la mayoría de los casos, es el responsable de interpretar lo que nos viene de fuera y hacer de ello un drama. Si algo nos duele o nos hiere… ¿A quién le duele?, ¿A quién le hiere? El que se ofende es el ego, porque el Ser está por encima de esos juicios, es grande y no se siente afectado por esas cosas que son, a largo plazo y en muchos casos -pero no en todos- nimiedades. ¡Cuántas veces hemos visto una vez pasado el tiempo que aquella reacción de rabia o enojo por nuestra parte fue desproporcionada¡ Es el ego el que resulta herido pero nos hace pagar a nosotros su rabieta.

EL DERECHO AL RESPETO. Toda persona tiene adquirido el derecho a ser respetada. Y es una atribución que exige y merece lograr que sea honrada, por uno mismo y por los otros.

PRACTICA LA ASERTIVIDAD. La Asertividad es una forma de comunicación que permite defender los derechos propios, expresar opiniones, proteger los intereses personales, comunicar nuestros deseos, o pedir lo que deseemos, haciéndolo de manera libre y clara, sin ser agresivo y sin permitir que nos agredan. Más o menos, es esto: defender los derechos pero de un modo sereno al mismo tiempo que muy firme.

Estas son solamente unas ideas básicas, de lo que se puede hacer para preservarse. Que cada uno encuentre o use las suyas propias, pero que todos prestemos atención a preservarnos como una obligación y un derecho muy respetables.

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