¿Qué dicen los tatuajes de nuestra personalidad e historia?
Los tatuajes no son únicamente el arte de plasmar imágenes que perduran en la piel. También son una forma de vida y detrás de su realización se esconden diferentes decisiones, pensamientos e ideas que hacen a la personalidad y al desarrollo psicológico de los individuos. Hoy en día ha quedado demostrado que estaban equivocados los que sostenían que los tatuajes eran solamente una moda de la subcultura rebelde. Los últimos datos estadísticos demuestran que 1 de cada 3 personas entre los 18 y los 35 años tiene, al menos, un tatuaje.
En diferentes culturas y generaciones aparecen los tatuajes como un vehículo de trasmisión de mensajes sorprendentes, por eso la sociedad ha aceptado y abrazado la cultura del tatuaje y también la aprovecha para darle un nuevo significado y valoraciones diferentes de acuerdo al país, la edad y los motivos.
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El tatuaje como vehículo histórico
Hace miles de años que la gente se realiza tatuajes. Los más antiguos tatuajes de los que se tiene registro datan del año 3250 antes de Cristo. Fueron encontrados en un hombre que fue apodado “Otzi” que estaba congelado debajo de un glaciar en los Alpes. Su piel se conservó en buenas condiciones durante miles de años y en su cuerpo se llegaron a contabilizar 61 tatuajes.
El hallazgo de herramientas para tatuar de varios miles de años demuestra que el arte del tatuado no es una cuestión de moda, sino que a nivel cultural es un vehículo de transmisión de mensajes. La decisión de tatuarse y el simbolismo que conlleva están ligados a la psicología de la humanidad.
Singularidad
Un tatuaje es una manera de expresar y reflejar ideas, sentimientos y vivencias únicas. No importa que se elija un diseño que otras personas tengan, cada uno decide cuándo, dónde y porque tatuarse. Esta es una de las grandes singularidades que explican el vínculo del tatuaje y la psicología. Además, los tatuajes sirven para aumentar la autoestima y la exploración de los propios anhelos.
Trastornos de personalidad
Si bien no se sostiene que las personas que tienen trastorno de personalidad siempre se hagan tatuajes, si existe una alta tasa de casos en las que ciertas personas utilizan los tatuajes para dar indicios de actividades pasadas relacionadas con lo ilícito. Algunos tatuajes que se asocian con el crimen o el paso por la prisión incluyen una tela de araña en el codo o un reloj sin manecillas, alusión al paso del tiempo sin poder contarlo como suele suceder cuando hay personas que han estado presas.
El tatuaje como vehículo para mejorar
Tatuarse tiene un efecto psicológico positivo en cuanto representa una forma de mejorarnos. Las personas utilizan su cuerpo como un lienzo en blanco donde hacer retoques y mejoras de acuerdo a los diseños, ideas y representaciones que más les gustan. En definitiva, el tatuaje es una forma de embellecernos y mejorar nuestra autoestima desde lo visual.
Las emociones a través de la piel
Los estudios científicos arrojan como dato curioso que las personas que tienen tatuajes son más propensas a correr riesgos. Un ejemplo es el de la cantidad de fumadores que están tatuados, aún sabiendo que implica un mayor riesgo de contraer cáncer de pulmón. Además, otro riesgo que se toma siempre es el de un tatuaje mal hecho. Personas que se arriesgan a que el tatuaje que eligieron no queda tan bien en la piel como en el papel, y que terminan marcando su piel de por vida.