Youtube y el todo por la fama, consecuencias psicológicas
Youtube es la nueva televisión
Ya es un hecho, Youtube ha sustituido a la tv, especialmente entre espectadores menores de 35 años que eligen la plataforma online antes que la vieja programación televisiva. Sin duda, con más de mil millones de usuarios, Youtube está al alcance de todos y podemos encontrar contenidos de todo tipo, desde música, hasta tutoriales de cocina o documentales.
No es de extrañar que accesibilidad y facilidad con la que todos podemos exponernos ante un público tan amplio, ha llevado a cientos de personas a exhibirse en esta red de vídeos, habiéndose convertido también en un espacio en el que la telerrealidad también tiene cabida y se acepta como algo natural.
Los Youtubers, las estrellas de la generación millennial
En España, solamente un 14% de los Youtubers genera ingresos suficientes como para vivir de ello, entonces, ¿cuáles son las motivaciones que pueden llevarnos a ponernos detrás de una cámara y producir vídeos hablando a veces de nosotros mismos?
A veces se trata de dar notoriedad a una marca personal, hacer reír, desahogarnos o en muchos casos, conseguir una atención y aceptabilidad que escasean en la vida real y que va acorde con las necesidades de una generación que sublima el narcisismo como una cumbre a la que aspirar.
Los contenidos son variados, desde tutoriales de moda, salud y belleza preferidos mayormente por mujeres a canales de videojuegos y bromas, seguidos en su mayoría por chicos. Son sin embargo los vídeos con mayor contenido personal los que generan más visitas.
Esto se debe a la conexión psicológica que crean con el espectador, que puede identificarse y empatizar con el vblogger, generando una sensación de compañía, familiaridad e inmediatez que puede suplir las carencias afectivas que tenemos en la vida real.
Es por esto que el espectador prefiere la autenticidad e intimidad que le transmite el Youtuber a las que le provocan las celebrities de toda la vida. Esto puede llegar a ser positivo si contribuye al apoyo mutuo o al aprendizaje, o simplemente para echar un rato divertido frente a la pantalla, pero ¿qué pasa cuando la búsqueda de la fama se convierte en una obsesión?
La auto exhibición llevada al límite: todo por la fama
Esta necesidad de ser el centro de atención puede llegar a límites preocupantes en los que los propios adultos exponen sus intimidades más personales e incluso su vida familiar, convirtiendo en protagonistas diarios de fama mundial a sus hijos menores de edad.
Así, podemos encontrar Youtubers de 5 años como Arantxa que muestra sus juguetes desde hace años a miles de espectadores o el caso de la Youtuber española Verdeliss, cuya vida familiar es transmitida ante un millón de subscriptores que han llegado a ver desde el parto de cada uno de sus hijos a sus problemas diarios desde que son bebés.
Otros casos extremos son los de familias como los Brataylay en EEUU que tras hacer de su vida un reality, generaron especial controversia al retransmitir en vivo en funeral de uno de sus hijos menores de edad.
Aunque quizás, el caso más sonado es el de la familia Ofive, que llegaron a perder la custodia de sus hijos por hacerles bromas constantes con el único objetivo de ganar visualizaciones, provocándoles dramáticas consecuencias psicológicas.