La crisis existencial, qué es y cómo lidiar con ella
¿Qué es una crisis existencial?
La crisis existencial es un punto de inflexión en la historia vital de una persona, que le lleva a sentir la necesidad de encontrar un sentido o propósito a su vida. Se trata de una búsqueda de identidad y sentido vital que conlleva diferentes síntomas psicológicos y emocionales y que puede llegar a ser muy estresante para las personas.
A pesar de que es muy común hacerse ciertos planteamientos vitales o estratégicos a lo largo de la vida, el problema de las crisis existenciales es que las respuestas a ciertas preguntas parecen borrosas o poco claras. Esto genera un sentimiento de malestar que puede hacernos sentir que estamos completamente perdidos en un punto sin retorno y las preguntas pueden llegar a transformarse en rumiaciones obsesivas sin una solución clara.
Síntomas de la crisis existencial
El síntoma más notable de cualquier crisis existencial es la ansiedad. Aunque las crisis nos hacen desarrollarnos y crecer, a veces la confusión que nos causan nos sumergen en un bucle de preguntas y planteamientos sin respuesta que generan una fuerte frustración, así como pensamientos y emociones muy negativas. Esto puede acabar dando lugar a estados depresivos o ansiedad, además de otros síntomas como:
- Pérdida de interés en actividades que antes gustaban
- Sentimientos de tristeza y desesperanza
- Cansancio y fatiga
- Dolores de cabeza
- Rumiaciones y pensamientos obsesivos
- Insomnio y falta de descanso
- Mal humor
- Aislamiento
¿Cuándo se producen las crisis existenciales?
Las crisis existenciales son muy propensas a aparecer en periodos de estrés o decisiones complicadas, así como, por el contrario, en momentos en los que existe cierto aburrimiento y un hastío rutinario que nos hace ver la vida sin el mismo sentido que antaño. Aunque las crisis existenciales pueden aparecer en cualquier momento de la vida, según la investigadora y experta en este campo, Mary Andrews, existen tres momentos cronológicos concretos en los que es muy común que se produzcan crisis existenciales:
- Crisis del estudiante: Es la crisis que comienza en la adolescencia o principios de la veintena. En esta los jóvenes comienzan a preguntarse qué carrera deben elegir o qué futuro les espera, así como surgen dudas sobre las relaciones, su autoimagen y su propia identidad.
- Crisis de la adultez media: Esta típica crisis comienza a finales de la veintena y principios de la treintena y comprende cuestiones más complejas sobre la vida de cada individuo. El lugar en el mundo, la profesión que se ejerce, la elección de pareja, la posibilidad de tener hijos… En este punto de inflexión las personas sienten que se adentran en la adultez y son muchas las dudas que aparecen sobre el pasado y el futuro.
- Crisis de mediana edad: Es la crisis que suele ocurrir a finales de los cuarenta o principios de los cincuenta. En este momento, muchas personas comienzan a preguntarse por el legado que están dejando a través de sus carreras o en sus relaciones, así como comienzan a reflexionar sobre sus principales errores del pasado y se preguntan si pueden aún cambiar situaciones que no les complacen y volver a empezar de nuevo.
Tipos de crisis existenciales
Según algunos expertos, existen diferentes tipos de crisis existenciales en función de los objetos que las causan. Estas son:
- Crisis de libertad y la responsabilidad: Es la crisis que surge ante la responsabilidad que causa la libre decisión. Algunas personas sienten que no son capaces de aceptar las consecuencias de sus decisiones y se abruman cuando dejan de depender de otras personas.
- Crisis sobre la mortalidad: Conforme cumplimos años, muchas personas comienzan a hacerse preguntas sobre el final de la vida y lo desconocido. Esto puede generar gran ansiedad y sentimientos vacío y confusión.
- Crisis sobre la soledad: Las separaciones y el aislamiento que podemos ir sufriendo a lo largo de la vida pueden llegar a generar una gran sensación de soledad. Esta sensación puede generar una crisis en la que la persona no le ve sentido a la realidad.
- Crisis de falta de sentido: Este tipo de crisis es la que surge cuando una persona analiza su situación y cree que no ha cumplido sus metas o no ha conseguido algo significativo. Esto lleva a muchas personas a cuestionar la propia existencia y el propósito personal.
Cómo lidiar con las crisis existenciales
Aunque nos sintamos frustrados por este estado psicológico y emocional de incertidumbre, no debemos olvidar que las crisis existenciales surgen como un aviso, una señal de que algo no va bien en nuestras vidas y de que deseamos crecer y evolucionar. Evitar estas sensaciones o tratar de enterrar los sentimientos y mirar hacia otro lado solo provoca más frustración y confusión. Todas esas preguntas que afloran, lo hacen por una razón concreta y esto es algo en lo que debemos trabajar.
Esto no es un camino fácil, sino que requiere de paciencia, reflexión y una gran voluntad para enfrentarnos a nuestros mayores miedos y conocernos mejor a nosotros mismos.
No podemos dar respuesta a todas nuestras dudas y cuestiones y esto es algo que debemos aceptar. Sin embargo, es necesario reflexionar y tomar conciencia de cuáles son los puntos más importantes de nuestra crisis: qué es aquello que más nos incomoda de nuestras vidas y cuál es el camino para cambiarlo.
Cuando la crisis tiene un peso demasiado grande y la persona experimenta sentimientos de depresión o ansiedad, es muy importante buscar apoyo psicológico y emocional a través de expertos que puedan guiarnos para salir del laberinto vital en el que estamos sumergidos.
Esto puede conseguirse a través de técnicas como la reestructuración cognitiva, que nos ayuda a tener pensamientos más realistas y menos negativos; así como podemos aprender diferentes estrategias para lidiar con la ansiedad y el miedo al cambio.
Hablar con nuestros seres queridos y saber escuchar es también necesario para no sentirnos solos en esta travesía. A pesar de las emociones negativas que puedan provocarnos, no debemos olvidar que las crisis existenciales pueden ser una gran oportunidad de crecimiento y reinvención personal; demuestran que no somos personas conformistas y que aún podemos cambiar aspectos de nuestras vidas para mejorarlas.