La trampa del perfeccionismo y la autoexigencia

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¿Cuántas veces a lo largo del día te has criticado y reprochado por aquellos eventos que han ocurrido durante la jornada y no te ha gustado el resultado que has obtenido? ¿Te has parado a pensar en el diálogo interno negativo que mantienes contigo mismo argumentando que lo estás haciendo mal, que deberías esforzarte más y tener más cuidado para la próxima vez que ocurra algo similar?

Si te pones a reflexionar sobre ello, muchas veces nos encontramos en constante crítica y análisis negativo de lo que hacemos a lo largo del día.

La autoexigencia es esa voz interior negativa que nos subraya nuestros defectos, equivocaciones y descuidos

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Y una pregunta más importante todavía; ¿en alguna ocasión has sido consciente de esa crítica hacia ti mismo? ¿Cuándo lo has sido, te has perdonado y liberado de todo ese reproche y juicio constante?

Es muy habitual que tanto en consulta presencial como online, durante el tratamiento psicológico, insistamos en la importancia que tiene el dialogo interno que mantenemos constantemente con nosotros mismos, ya que si es crítico y negativo nos provoca mucho sufrimiento y malestar interior. La exigencia y el perfeccionismo continuo provoca agotamiento, desazón y desánimo… ya que nunca estamos a gusto con lo que conseguimos… siempre queremos llegar a más… ¡conseguir y hacer más y mejor!Y nunca hay límite, jamás llegas al objetivo ya que crees que siempre se puede mejorar. ¿Te suena este diálogo interno en ti?

Muchas veces el peor enemigo se encuentra dentro de nosotros. Nos exigimos y criticamos para alcanzar la perfección. En el camino nos desgatamos y paradójicamente esto provoca que se ralentice nuestro rendimiento y disminuya nuestra autoestima

La autoestima no es un pantalón o un abrigo que nos podamos poner y sacar según la estación. Es parte de nosotros, nos acompaña durante toda la vida y se refleja en todos los ámbitos de la vida: familia, trabajo, pareja, amigos… Cuando vamos a una entrevista de trabajo, cuando interactuamos con una persona por primera vez o cuando conversamos con un amigo de toda la vida, cuando le ayudamos a hacer la tarea a nuestro hijo o cuando celebramos nuestro aniversario de relación con nuestra pareja.

Todo el tiempo, en todo momento, sin importar el lugar o el rol que estemos desempeñando la autoestima interviene, definiendo la forma en cómo nos relacionamos tanto con nosotros mismo como con nuestro entorno. El desarrollo de una autoestima saludable es posible, se puede fortalecer y mejorar. Podemos tomar conciencia, y trabajar para fortalecerla, potenciando una existencia plena y llena de bienestar. Para ello, un elemento esencial es conocer cuál es tu diálogo interno, qué tipo de mensajes te lanzas a ti mismo ante los sucesos que te ocurren en la vida, sobre todo en los que no consigues lo deseado. Recuerda que hablas contigo continuamente, siendo la persona con quien más vas a hablar en toda tu existencia; pero, realmente ¿eres consciente de lo que te dices a ti mismo?

¡Cambia tu diálogo interno y deja de machacarte y hablarte mal a ti mismo! Ten una actitud comprensiva y positiva contigo mismo, exactamente igual que haces con una persona que es importante para ti y a la que quieres

Querer mejorar y aprender del pasado es muy positivo, pero siendo consciente de que alcanzar la perfección es imposible, asumiendo que el error es parte del éxito ya que nos ayuda a mejorar y a generar aprendizajes. Esto se traduce en que cuando no salen las cosas como queremos en lugar de machacarnos por lo ocurrido, lo interpretamos como una posibilidad de aprendizaje y mejora, en lugar de focalizarnos en el error y en el autocastigo. Tal y como dice la escritora y conferenciante Louise Hay, el perdón te libera, te sana, te concede la posibilidad de vivir en paz, sin rencor y sin malestar.

Para ello, el primer paso es detectar ese diálogo interno negativo y poner freno a la crítica constante y al ruido mental dañino que te lanzas. Abandona la autoexigencia y el perfeccionismo y en su lugar practica el perdón. El dialogo interno negativo se encuentra rebosante de autocrítica, centrado en los errores cometidos y en los objetivos no alcanzados. No es constructivo porque no se centra es tus fortalezas para mejorar y avanzar, todo lo contrario se focaliza en tus debilidades y errores. Rompe con este hábito y comienza a practicar el perdón hacia ti mismo, cuidándote y siendo beligerante contigo mismo. Ten en cuenta que la forma en la que pensamos, condiciona cómo NOS SENTIMOS y cómo ACTUAMOS

Abandona la idea de ser el mejor en todo: el mejor profesional, el mejor hijo, el mejor marido, el mejor amigo… Y en lugar intenta ser mejor, solamente mejor, no EL MEJOR. Yparalelamente comienza a practicar el perdón contigo mismo cuando las cosas no vayan como tu habías calculado; lo has hecho lo mejor que has podido, no has encontrado otra manera… deja de machacarte, de hacerte daño y utiliza el mantra “me perdono”.

Cada vez que comiences a criticarte, a desplegar la autoexigencia y el perfeccionismo, se consciente de ello y di esas dos palabras tan mágicas y potentes: “me perdono”.

Así conseguirás romper con ese patrón autodestructivo que solo consigue aumentar el malestar y el sufrimiento mental e interno que tienes. Es mucho más sencillo de lo que parece. Lo único que tienes que hacer es ponerte a ello, comenzar y aunque al principio te cueste e incluso te pueda parecer ridículo, no importa, continúa…. Poco a poco se convertirá en un hábito. Recuerda, cada que seas crítico contigo mismo por algo que haya ocurrido repite: “me perdono por pensar esto de mi, por haber realizado esta acción…” El objetivo es aprender a establecer un diálogo interno positivo y constructivo en lugar de utilizar un lenguaje tóxico en las que solo se verbaliza todo lo que te ha salido mal, centrándote en los problemas y en las debilidades personales.

Las palabras y el lenguaje que mantenemos con nosotros mismos tienen una gran influencia sobre lo que sentimos y hacemos. ¡Sé consciente y cuídalo!

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